Destino romántico, familiar o solitario. También se presta para la adrenalina o sencillamente desconectarse del mundo. Con una capital que está creciendo a pasos acelerados y Pueblos Mágicos donde parece que el tiempo se detuvo. Todo lo anterior es Yucatán, entidad de la república que es una potencia turística y objeto de deseo para todo viajero.Michelle Fridman, secretaria de turismo de Yucatán, platicó con EL INFORMADOR sobre los buenos números que ha dejado ese sector a la entidad del sureste, y al mismo tiempo, apunta a romper marcas. “Ahora mismo en el Estado podemos decir que estamos de maravilla. Primero porque 2022 cerró positivo, ya alcanzamos los números previos a la pandemia en diversos nichos del área turística, con únicamente dos que quedaron rezagados: cruceros y reuniones”. Buena parte del músculo que Yucatán mostró en el turismo viene de la mano de sus campañas. Un buen ejemplo se vio con “365 sabores”, que promovió un platillo diferente de la cocina de ese estado cada día. “Ha sido una campaña muy provechosa, con números nunca antes vistos, sobre todo tomando en cuenta que veníamos de una temporada tan complicada como lo fue la pandemia”.¿Qué lección dejó la crisis sanitaria? La funcionaria afirma que esa pregunta todavía está en proceso de ser respondida. “Aprendimos a descentralizar el turismo, nos deja con guías mucho mejor preparados para los visitantes. Y en el año de la gastronomía impulsados la cocina yucateca a un nuevo nivel, no solamente con los platillos o los chefs, sino destacando la labor de productores y el resto de la cadena productiva”.En la agenda del viajero Yucatán seguirá en lo más alto durante este 2023. Ejemplo de eso es que a sus atractivos permanentes (gastronomía, zonas arqueológicas, playas), se suman eventos como la Convención Bancaria que se llevará a cabo los días de marzo en el Centro de Eventos y Convenciones Siglo XXI. Al evento acudirán banqueros del país, inversores y el Presidente Andrés Manuel López Obrador.A lo anterior se suma la entrada de la primavera (20 de marzo), momento en que viajeros van a “cargar” energías a zonas arqueológicas como Dzibilchaltún o Chichén Itzá, entre otras.
