Hay historias que se repiten en nuestra ciudad, y muchas de ellas se ubican en la Colonia Americana. Son lugares que iniciaron con un giro y que por años estuvieron así y que añadieron café y bocadillos y, que la calidez de los anfitriones y el buen sabor de sus alimentos hicieron que abrieran las puertas, sin dejar su oficio original que en este caso son las plantas y macetas, de par en par en para recibir a comensales que sepan de ello. Esta es parte de la historia que Ahuehuete con estos primeros 10 meses de servicio al público y seis años de recomendaciones de plantas y macetas.El lugar algo recóndito y difícil de encontrar, con un letrero al fondo, que si no está el gallardete fuera, uno parece no llegar, pero es por Av. Vallarta. Ahí entras por el costado de un finca por un pasillo con mucha vegetación, luego un pequeño túnel y se abre un patio modesto, agradable y presto para lo que venga y una buena charla. Acudí a un desayuno de negocio, obvio cité ahí y nos llevamos esta grata experiencia.Pedimos al centro para no tener que correr con la culpa encima, e iniciamos con los tradicionales chilaquiles mirasol ($80) los tienen verdes y rojos, y por supuesto que fueron verdes, la tortilla está cortada en cuadros como para un tragón como yo, es decir; un poco más grandes de cómo deberían estar, pero con una firmeza que algunos padres quisiéramos tener, de sabor suave, en un plato hondo que, de inicio y por la salsa a tope pareciera sopa pero que pronto embebe el totopo y normaliza. Los frijoles vienen en la base y también tienen lo suyo. Pero la crema y su queso, dan el último toque de calidad al platillo.Seguimos con un sándwich Olmo ($120) lo confeccionan con un pan rústico de buen tamaño. Es de selva negra, en su tapa tiene una rebanada de queso gouda gratinada en salamandra que le da un sabor diferente, pero por dentro esas pequeñas rebanadas finas de manzana me hicieron recordar mis sándwiches de la adolescencia con Josecito, mi papá ahora de 91 años, que desde entonces come una manzana por la mañana. Misma a la que le añaden miel de agave una mermelada de tocino y mostaza antigua. Vaya combinación. La acompañan con un platito hondo con medias papas cambray con paprika de lo más ricas.Para terminar, y que cerrara el pantalón, pedimos shawarma $140 lo preparan con filete de pechuga de pollo al que sazonan con cúrcuma y canela, no la había probado así, me sorprendió la verdad, no viene arropado cual taco, sino abierto y quizá un poco más tostado de lo normal ya que se quebraba un poco al taquearlo, nada que le quitara lo bueno. Con su jocoque de base y sus típicas verduras en juliana.¡Sé feliz!