Es sorprendente ver como pasan los años y la moda va evolucionando. Hace unos años el alcance de prendas exclusivas eran limitadas. Los diseños frescos e innovadores venían de las altas casas de moda cuyos precios eran inaccesibles para muchos. No solo esto, sino también la falta de demanda en las ciudades hacía que estas marcas no fueran reconocidas mundialmente. Mientras tanto, todo esto cambió cuando el fenómeno de Fast Fashion tocaba la puerta mexicana con la certeza de brindar un nuevo concepto.Fast fashion es el término que llevan a cabo las casas de moda que fabrican prendas a muy bajo costo dentro de una producción masiva. Generalmente estas casas de moda crean 57 colecciones para todo un año cuando un diseñador exclusivo e individual solo crea de 3 a 5 colecciones. Por lo tanto, el público mexicano se encuentra encantado con este tipo de moda, ya que es barata y proporciona prendas de tendencia.Aunque todo esto genera un flujo económico debemos pensar más allá sobre lo que estamos usando. Vivimos en una sociedad capitalista, consumista. Esto significa que nos sumimos tanto en nuestro propio interés y ambición que no vemos más allá del suéter que usamos el viernes en la noche. Generalmente estas prendas que usamos no aguantan mucho por ello se le llama moda desechable, las prendas están hechas con el propósito de desgastarse y como consecuencia nos lleva a nosotros a comprar más. Según la investigación llevada a cabo por la revista Forbes condujo una investigación hacia los países que se dedican a la producción masiva de ropa. Forbes llegó a la conclusión de que compañías enormes de moda hacen muy poco para proteger a sus empleados y personas menores de edad empleadas por este sector. Como consecuencia, algunos trabajadores trabajan más de 14 horas al día por $50 pesos.Hoy en día, los compradores solo ven el artículo por el que pagan, no las miles de manos quienes hicieron que la prenda cobrará vida para que aterrizara en su closet. El consumo masivo nos ha eliminado casi por completo del proceso de fabricación, a diferencia de las generaciones anteriores, quienes conocían al sastre o al productor de telas responsable de hacer su ropa. Ha corrompido a quienes han hecho las prendas y nosotros como consumidores no nos hemos dado cuenta. La próxima vez que vayas a una tienda preguntate donde estuvo antes de estar en tus manos y que proceso tuvo para llegar a donde está. CC