Esa es precisamente la tendencia de este 2022 y parece que después de la pandemia se mantendrá un buen rato.O lo sabemos o lo intuimos, pero cualquiera que preste un poco de atención a la forma de vestir de las personas que le rodean, se dará cuenta de que su manera de vestir proyecta muchísima información de cómo son, y en la mayoría de casos, de cómo se sienten.Y sí, el amarillo es alegría y el azul me recuerda a la tristeza, ya tenemos también muy bien interiorizando el poder anímico de los colores, y más en nuestra ropa, pero ¿qué pasa si cargamos las baterías de la alegría con texturas y estilos?Claro que esta idea no viene de la nada, se basa en un planteamiento psicológico denominado "cognición envuelta” que apunta a que la ropa que usas puede tener un significado simbólico con repercusiones en el rendimiento, emociones, percepción y conductas.Reflexionar el vestidoLa tirada de reconocer este efecto es, por supuesto, generar propuestas y alternativas que nos sumen para sentirnos psicológicamente estables. Entonces, antes de arrancar, debemos hacer un esfuerzo por tener consciencia tanto de nuestro estado de ánimo como del estilo que estamos empleando al vestir; de hecho, hay quienes llevan su propia especie de bitácora o diario de vestimenta, con la función de registrar qué ropa y conjuntos les hace sentir mayor comodidad.¿Te has dado cuenta de que las personas estresadas suelen repetir ropa una y otra vez?; ¿cómo imaginas que vestiría una persona deprimida?Beneficia bastante desarrollar el poder verse a sí mismo desde una perspectiva que nos produzca una emoción positiva, pues eso nos permite involucrarnos más en estimular constantemente esta perspectiva y atender menos aquellos pensamientos negativos sobre nosotros mismos o las constantes comparaciones con el otro.El valor subjetivoColores, estilos y patrones son relevantes, pero lo que queremos establecer ahora es que la última palabra siempre la tendrás tú, y en tu manera de vestir la única opinión que importa es la tuya, si está se traduce en emociones positivas.Al principio hablábamos de la felicidad supuestamente intrínseca del color amarillo, pero ¿qué tal qué el verde o el mismo azul son los que estimulan en ti mayores cargas de dopamina?Ya sea por cuestiones culturales o personales, los estilos y colores, así como los sueños, generalmente toman significado desde el punto de vista de cada persona y sus gustos, mismos que a su vez están basados y condicionados por su historia de vida.El truco en esto es no irte fácil con la idea de que son los colores cálidos o los estilos brillantes la clave para la ropa “dopaminérgica”, pues al final tu gusto es el que debe ser impuesto, solo que primero hay que reconocerlo, de ahí la relevancia de la bitácora o diario de atuendo ya referidas.Si lo piensas, un estilo cargado de placer para tu vecino puede que no signifique o produzca lo mismo para ti, entonces ¿Ya descubriste el secreto?: Prestar atención en qué tipo de prendas y cómo nos gusta usarlas es el primer paso para verse bien por fuera y sentirse todavía mejor por dentro. AD