Los amantes del café suelen dividirse en dos tendencias de paladares y gustos. Los que buscan un café "pegador", de ese que contrasta con fuerza con los dulces y aquellos que prefieren un sabor más equilibrado, especialmente alejándose del amargor de los primeros, y que cuente con notas frutales o ácidas.Toma el café como gustes. Esa es la lección más importante. Que ningún hipster te diga cómo debe saber una bebida que disfrutas. Pero si a veces te molesta el golpe amaro del primer sorbo o te hace brincar con una reacción que solo provoca en la lengua un viejo limón chupado, puede que te interese pedir un poco de sal para tu taza.Esto suena como una locura, ¿cierto? Pues tiene una razón científica. La sal es un condimento que logra enmascarar malos sabores en todo tipo de alimentos y bebidas. Debido a que su sabor es protagónico, al momento de pasar un poco de sal por las papilas gustativas, el sabor general en boca suele mejorar. Es decir, para el caso de un café "quemado" modifica la percepción del amargor.Para esto vas a requerir muy, pero muy poca sal. El problema se puede solucionar con apenas unos cuantos granos. Esto para evitar que tu deliciosa bebida termine sabiendo a una bocanada de mar. Así que deberás ser muy cuidadoso cuando lo agregues a la taza. Lo ideal sería añadir la sal en el mismo momento de la infusión del café, para que, de esta manera, ambas sustancias se logren disolver.Por supuesto, no hay nada bueno en agregar un "enmascarador" a algo que en su base no te gusta, pero si tienes antojo de un café y sabes que el tono amargo no te va gustar ¿por que no pides que te lo entreguen con salero?* * * Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de Whatsapp * * *OB