Poco les importo a sus fans el insoportable sol, hambre, faltar a la escuela y los regaños de sus padres con tal de ver de cerca a Harry Styles.Desde poco antes de las nueve de la mañana, fans de distintas partes de la ciudad así como de otros estados de la República, se reunieron a las afueras de un hotel ubicado sobre Paseo de la Reforma para esperar al ex One Direction.Styles, que ofrecerá tres conciertos en la capital en el Palacio de los Deportes a partir del día de mañana, logró reunir más de 70 fans, en su mayoría chicas de entre 16 y 22 años, quienes aguardan afuera de su hotel con pósters, banderines, globos y hasta sombrillas, con el n de protegerse del potente sol y que no impido que los ánimos decayeran.Andrea Meneses, de 16 años, es originaria de Perú pero radicada en México, y dijo que no le importaba hacer todo esto con el fin de ver de cerca a su ídolo. "Soy fan de Harry desde el 2014. Vine con mi hermano y mis papás no saben que estoy aquí, porque voy a ir al concierto. Me gusta mucho porque es muy lindo y es muy linda persona".Maritza, de 18 años y que vino desde la delegación Azcapotzalco desde temprana hora y quien le quedaba apenas un poco de voz de tanto gritar, explicó que ningún sacrificio era demasiado grande con tal de estar cerca de su artista favorito."Mis papás me dijeron que estoy loca pero que mientras no me drogue y no tome, puedo hacer todo este desorden", dijo riendo."Si sale a saludarnos la espera, la quemada, perder mi voz y el hambre, habrán valido la pena. Si no sale, ya ni modo, disfrutaré el concierto. Estoy súper emocionada y traumada, no puedo con mi emoción. Espero tomarme una foto con él, ya me lo merezco. Me pude tomar una foto con sus músicos y sentí que estaba un pasito más cerca de Harry", añadió.Poco después de las 15:20 horas, el cantante abandonó el hotel en una camioneta blanca. Más de 150 fans que ya se habían congregado, rodearon el vehículo donde Styles viajaba. Vestido completamente de negro y portando un cubrebocas blanco, el cantante se veía visiblemente sorprendido y agachaba la cabeza con el afán de que sus fans dejaran de golpear en su ventana, muchas veces llevándose las manos a la boca.Pese a que no bajó la ventana para saludarlas, muchas chicas vieron cómo se alejaba la camioneta entre gritos; algunas lloraron de emoción.Los vendedores, que no perdieron oportunidad de hacer su agosto, también se hicieron presentes, ofreciendo playeras, sudaderas y pines con el nombre y cara del cantante.JB