Usualmente coincidimos en ver a nuestra casa como nuestro hogar. Y es que ese espacio, el que nos resguarda, también sirve como pináculo de nuestra unión familiar y se vuelve referente de las diferentes etapas de nuestra vida. Tierra y Armonía, comandada por Juan José Errejón, es una desarrolladora inmobiliaria que tiene claro que su misión no es sólo construir casas, sino algo aún más importante: confeccionar conceptos urbanos que ofrezcan un entorno para hacer sentir seguros, satisfechos y realizados a sus clientes.Errejón, además de CEO de Tierra y Armonía, es un hombre que ha sabido conciliar sus actividades profesionales con el tiempo que le dedica a su prioridad vital: su familia. También ha sabido abrirse espacios para dedicarlos al deporte: lleva tres maratones, practica ciclismo de montaña y de ruta y también juega tenis.Por otro lado, Juan José invierte una buena parte de su tiempo en el altruismo. Para él, dar a los demás es una forma de ser consecuente con las oportunidades que le ha dado la vida y afirma que recibe más de lo que otorga. Actualmente es presidente del Comité Local del Teletón Occidente y a través de éste y otros organismos, realiza su labor filantrópica.Cimientos firmesJuan José inició su carrera empresarial gracias al buen tino y sabiduría de su padre. Resulta que cuando él apenas ejercía como ingeniero en una empresa diferente a las familiares y tenía pensado comenzar una maestría fuera de México, su papá le ofreció dirigir su primer desarrollo. Este arranque no fue nada sencillo, y de ahí la sabiduría de su padre, ya que él sólo puso el terreno. Todo lo demás (concepto, trámites, diseño, financiamiento, construcción, venta, cobranza, etc.) tuvo que salir del ingenio, pericia y esfuerzo del propio Juan José.Esta experiencia le permitió a Juan José vivir y conocer directamente todas las aristas y dificultades que representa levantar un proyecto inmobiliario de esta naturaleza. A partir de ese momento se metió de lleno como desarrollador y se involucró totalmente en el negocio familiar.Claridad del caminoDurante la crisis financiera de 2008-2009 vinieron tiempos complicados para Tierra y Armonía. Juan José Errejón platica cómo sobrellevaron ese momento en el que la industria constructora e inmobiliaria se contrajo en todo el mundo.Todo iba bien hasta que estalló la crisis y de un día a otro se cancelaron una cantidad enorme de las preventas que tenían hasta ese momento. Por otro lado, uno de los principales canales de venta de la industria se acabó: el fidecomiso Cofinavit, que tiene como propósito financiar la compra de bienes inmuebles, cerró la llave de los recursos.Juan José, junto con el cuerpo directivo y el consejo de administración, decidió asumir el momento con mucha seriedad, entender el problema en su dimensión, ser claros, transparentes y atacarlo a fondo, además de no perder rumbo ni caer en falsas soluciones.Hubo tentaciones en las que muchas desarrolladoras sucumbieron, como irse por la construcción de vivienda con subsidios públicos. Tierra y Armonía se mantuvo fiel al modelo que les había funcionado, conocían y en el que habían construido fortalezas.Al paso de los años, y cuando la crisis fue menguando, Tierra y Armonía salió avante y mucho mejor posicionada.Juan José Errejón define a Tierra y Armonía como una empresa de alto valor profesional y humano que se especializa en cinco líneas de negocio: vivienda media, urbanización de terrenos, desarrollos vacacionales, parques industriales y centros comerciales o de uso mixto.Tierra y Armonía nace como la culminación de una sociedad de muchos años entre la familia de Juan José y la familia Martínez Camarena. Una fusión que logró trascender esfuerzos e intereses, que transitó con mucho profesionalismo hacia un diseño institucional que se consolidó bajo un esquema de gobierno corporativo y que tiene como eje un consejo muy potente y respetado por los socios.A partir de esta fusión y de su proceso de institucionalización, Juan José se fijó la meta de llevar a Tierra y Armonía a un siguiente nivel, aprovechar e intensificar los procesos de planeación, medición y capacidad técnica de la empresa, para poder captar capital de grandes fondos internacionales que le permitieran financiar proyectos de gran calado.Bajo esta fórmula se hicieron 11 desarrollos, para después, aprovechando el expertise obtenida con esta figura, crear fondos locales con la misma disciplina programática. Con estos fondos locales han realizado otros cinco desarrollos.Todo este esfuerzo de institucionalización técnica y programática los ha llevado a ser la primera empresa desarrolladora del Occidente en enlistarse para levantar una CCD (certificados de capital de desarrollo), figura jurídica que les va a permitir, a través de la Bolsa Mexicana de Valores, que las Afores inviertan en sus desarrollos.
