Hay más de una forma de emprender un negocio. Hay quienes estudian el mercado, el branding y las estrategias de venta; otros, se lanzan al ruedo “por mientras” y así encuentran su proyecto de vida. Ignacio Velmontes pertenece al segundo grupo y la empresa que hoy cuenta con 37 años de historia comenzó sin pensarlo demasiado. “Empecé como jugando, por mientras… y por mientras me quedé”.Ignacio comparte que todo inició cuando él tenía 18 años; como estudiante de preparatoria trabajaba en un negocio rentando autos para solventar sus gastos, pero un amigo suyo lo inspiró para poner su propio negocio. “Un amigo me pidió que le consiguiera empleo, él estudiaba agronomía, y un día rentó un carrito de hot dogs y empezó a irle bien; se me ocurrió poner uno también por mientras. Y me enamoré de mi negocio. Es muy divertido tratar con la gente, lo disfruto mucho. Como que nací para eso, así encontré mi camino”. Ahora, sus cuatro hijos son los encargados de mantener vigente el negocio familiar que cuenta con dos sucursales: la matriz en Juan Manuel Vallarta, a unos pasos del templo de San Nicolás de Bari, y otra en Jardines del Valle.Ignacio tiene claro que la seguridad es lo más importante para su familia, sus comensales y su negocio pese a lo tentador que pudiera ser extender un servicios para “trasnochados”, por ello mantiene su horario de 17:30 a 23:30 horas y nada le hace dudar en abrir hasta la madrugada. “Yo inicié en la zona antes de que el templo fuera tan famoso como lo es ahora, cuando tenía techo de lámina. Luego el templo agarró fuerza y ahora es muy famoso. Es una colonia muy tranquila y la gente siempre llega con buena vibra. Muy familiar. Nos hemos mantenido con fe y tratando de no caer en extorsiones”, pero no ha estado exento de ellas. Clásico, extra queso, camarón o hamburguesas forman parte de su menú, además de una amplia barra de toppings y aderezos que permiten personalizar cada orden. Ninguna es igual y aunque el formato ya es muy conocido no cualquiera puede presumir en ser de los primeros en innovar. “Hay que ser originales y no compararse con nadie, eso es muy importante, la gente se da cuenta”.La calidad, pero sobre todo su servicio, lo ha llevado a diversificar su negocio en eventos personales e Ignacio tiene la satisfacción de servir sus productos para artistas como Maná o Alejandro Fernández, así como políticos de todos los niveles, además de que sus comensales de vez en cuando se sorprenden con la visita de cantantes o actores que visitan nuestra ciudad en sus instalaciones. “Marcar la diferencia depende de la calidad y el servicio. Son los puntos más importantes en cualquier negocio. El carisma, el brillo es clave”.Ahora parece desvanecerse el espectro de la mala racha que durante la pandemia, como a muchos empresarios, ensombreció su historia. Por fortuna Dogos Nacho se ubicó entre las empresas de primera necesidad y no tuvo que cerrar, pero durante meses vio afectada la afluencia de clientes. “En la pandemia sobreviví, pero los ingresos jamás fueron los que solía tener. Como a muchos, nos fue mal, pero sobrevivió el negocio, eso fue lo bueno. El ahorro es seguridad, es un apoyo en el momento de un compromiso, es la base para vivir un poco mejor”.La gratitud es algo que Ignacio no olvida, hacia la vida y hacia sus clientes por la preferencia a lo largo de cuatro décadas. “Estoy muy agradecido con Dios porque la vida se me ha acomodado siempre”, y así como jugando disfruta cada día. "Enamórate de lo que hagas. Cualquier cosa puede ser un buen negocio. No todos nacemos para ser millonarios, pero sí para ser felices con tu negocio"Ignacio Velmontes, dueño de Dogos Nacho Libra 280, Juan Manuel Vallarta y Calzada Federalistas 1944, Jardines del Valle.Horario: De lunes a sábado de 17:30 a 23:30 horas. Por Gabriela Aguilargabriela.aguilar@mail.com CT