Pocas horas después de anunciar que la inédita final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y River Plate se jugará con hinchas visitantes, el presidente Mauricio Macri se echó para atrás y dejó librada la decisión a los dos clubes."El gobierno nacional y el de la ciudad (de Buenos Aires) garantizan jugar con visitantes, pero la decisión es de los dirigentes de los clubes", dijo Macri en una entrevista con la cadena de televisión Fox Sports.Más temprano, el mandatario publicó en su cuenta de Twitter que le había solicitado a la ministra argentina de Seguridad, Patricia Bullrich, que trabaje de forma conjunta con el gobierno capitalino -del mismo signo político- para que el público visitante pueda acudir a los duelos que se disputarán el 10 y 24 de noviembre en los estadios de La Bombonera de Boca y el Monumental de River, respectivamente."Esta oportunidad histórica la tenemos que inmortalizar con un espectáculo completo y completo es que haya una hinchada visitante", agregó luego ante radio La Red.Desde 2013 que en el país sudamericano la mayoría de los encuentros de fútbol se juegan sin público visitante para evitar incidentes violentos. El anuncio de levantar la veda para un encuentro de tamaña trascendencia despertó sorpresa puesto el riesgo que supone a pocos días de celebrarse en el país la cumbre de líderes del G20.A los clubes además les representa un problema en términos de venta de entradas ya que cada uno debería ceder cuatro mil boletos a los visitantes que en principio contaba para sus propios socios.Macri, hincha de Boca, el club que presidió durante más de diez años, con el correr de las horas moderó su entusiasmo: "Si quieren jugar con visitantes, adelante. Los clubes dirán qué es lo más conveniente".Días atrás el mandatario había reconocido que estaba nervioso ante la posibilidad de un superclásico de tal envergadura y que prefería ver a un equipo brasileño en la final. La víspera instó a que los duelos Boca-River transcurran "en paz y armonía".Esta final inédita supone un desafío, dados los antecedentes de violencia que salpican al fútbol local, vivido con pasión por los argentinos.Las autoridades del área de seguridad de Buenos Aires se vieron sorprendidas por la decisión del presidente, ya que habían afirmado que no estaban dadas la "condiciones" de seguridad para ello.La final tendrá lugar además en la antesala de la cumbre de líderes del G20, que se celebrará el 30 de noviembre y 1 de diciembre con los líderes más poderosos del mundo. La cita mantendrá ocupadas a las fuerzas de seguridad y supondrá todo un reto para las autoridades argentinas.La disputa de la final está sujeta a un fallo de la unidad disciplinaria de la Conmebol ante un reclamo de Gremio contra Gallardo por violar una suspensión que le prohibía ingresar al vestuario y dar indicaciones a su cuerpo técnico desde la tribuna durante la segunda semifinal jugada con el club brasileño.Boca ha ganado seis finales continentales y de conquistar la séptima igualará al también argentino Independiente. River ha ganado tres, la más reciente en 2015 con Gallardo como técnico. RR