Croacia se preparaba fervorosamente ayer para su primera Final de un Mundial, y el pequeño país balcánico, orgulloso por la actuación de su equipo, cree firmemente que puede vencer a Francia.El tablero de ajedrez blanco y rojo típico de la zamarra nacional está por todas partes: en los capós de los automóviles, los escaparates, tranvías, autobuses, y camisetas de los meseros, trabajadores de las tiendas o presentadores de televisión.Los carniceros exhiben su identificación en presentaciones rojiblancas, mientras que un salón de belleza de Zagreb pospuso su oferta de manicura francesa hasta el lunes en señal de apoyo a la Selección nacional.“Lo que fue una vez Brasil, Croacia es ahora... Croacia es campeón mundial”, suena una nueva canción popular por radio y televisión para aumentar la moral.Las camisetas con el lema “Croacia campeón del Mundial de Rusia 2018” están a la venta, mientras que los camareros en un bar de Zagreb han estado “dibujando” retratos de jugadores croatas en la espuma de los cafés.“El éxito del equipo es inspirador. Ha traído un optimismo que ha hechizado a toda la sociedad”, dice Gordana Deranja, directora de la asociación de empleadores croatas.Los periódicos en el país de aproximadamente cuatro millones de habitantes se muestran extasiados, alabando al equipo conocido en croata como “Vatreni” (Los fogosos), cuyo logro futbolístico no se había visto en una nación tan pequeña desde las hazañas de Uruguay en 1930 y 1950.