Todo era una fiesta, como suele ocurrir, la afición del Guadalajara respondió al llamado y acudió a apoyar a su equipo que venía de una buena actuación en Ciudad Juárez y eso ilusionaba hasta al más escéptico. Poco a poco, los rojiblancos se fueron acercando al Estadio AKRON, que prometía una buena entrada, y no defraudó.Día perfecto para acudir al estadio, ideal para practicar el deporte que les apasiona y para festejar otra victoria y seguir en los primeros lugares, y es que la fanaticada rojiblanca se ilusiona con las nuevas Chivas de Hierro.Arrancó el encuentro y el apoyo seguía presente, arengando a sus Chivas a buscar la portería rival; sin embargo, al ver que lucían inoperantes, comenzó la desesperación, la desilusión y el enojo. Así terminó el primer tiempo, entre abucheos y con la molestia evidente de los miles de aficionados que se dieron cita.¡Cambio de actitud! Era momento de apoyar y así la afición comenzó a entonar cánticos y gritar el tan afamado y mítico “Chivas, Chivas”, pero en la cancha todo seguía igual. Hasta que cayó el gol de Querétaro. Un balde de agua helada para la afición que comenzó a insultar, a meterse con todo con el portero Miguel Jiménez. Un error lo comete cualquiera, pero cuando se es portero, se agudiza.Pases hacia atrás, abucheos para el “Gaucho”, pases laterales, abucheos para la defensa, pases hacia adelante rebotados, abucheos para todo el equipo. Pero ese gozo que se había ido al pozo, volvió a transformarse en gozo con un remate de cabeza de Alejandro Mayorga, quien solía ser un futbolista poco querido por la afición, a convertirse en el héroe de la tarde.MF