“Hoy dejamos los problemas en la banqueta; al salir, los recogemos si queremos. Esta noche venimos a celebrar que estamos vivos, que estamos juntos y que seguimos aquí”. Con estas emotivas palabras, Javier Blake, vocalista de División Minúscula, abrió el concierto en el Auditorio Nacional el pasado 1 de diciembre. La banda originaria de Matamoros, Tamaulipas, no solo ofreció una noche inolvidable, sino que celebró 28 años de trayectoria, reafirmando su lugar como una de las bandas más icónicas del rock mexicano. Desde su formación en 1996, División Minúscula ha conectado con su público a través de letras cargadas de emociones que transitan entre el amor, el desamor y la nostalgia. Tras casi tres décadas, su música sigue resonando con fuerza, ganándose un lugar especial en el corazón de varias generaciones de seguidores.El concierto arrancó con “Escombros”, su más reciente sencillo lanzado en 2023, seguido por “Veneno es antídoto (S.O.S.)”, una canción que encapsula los altibajos de la vida con su mezcla de caos y esperanza.Los clásicos no tardaron en llegar. "Humanos como tú", un tema que celebra las conexiones humanas pese a nuestras imperfecciones, y "Beso a la medida", un himno al amor que se adapta a cada historia resonó profundamente entre el público. No faltaron las parejas que dedicaron esta última canción mientras la banda la interpretaba.Después vinieron joyas como "Diamantina", "Tan fuerte, tan frágil" y "Control", canciones que invitan a abrazar la dualidad de las emociones y a soltar lo que no podemos controlar.La noche alcanzó su clímax con los favoritos de siempre, como "Sognare" y "Las luces de esta ciudad", transportando a los fans a momentos únicos que han marcado su relación con la banda. El encore fue un regalo para los seguidores. División Minúscula cerró con temas emblemáticos como "Si este mundo acaba hoy" y "Voces", dejando claro por qué han permanecido en el corazón de sus seguidores por casi tres décadas. Antes de despedirse, Javier Blake reflexionó: "Estamos cantando juntos, y si este mundo acabara hoy, no hay mejor forma de hacerlo que cantando con ustedes."Un imprevisto rompió brevemente la rutina de la noche cuando una mampara cayó en el escenario. Lejos de ser un problema, el incidente se convirtió en una anécdota para el recuerdo. Javier Blake bromeó con el público: "No se va a acabar así nuestro Auditorio Nacional."Y tenía razón. Nada pudo detener la magia de la velada. La banda retomó su energía y cerró con "Voces", dejando al público con el corazón lleno de emociones.División Minúscula ofreció más que un concierto: regaló una lección de resiliencia y unión. Incluso entre los "escombros", siempre hay espacio para los sueños, las luces y los momentos compartidos. Y para los fans que quieran revivir esta noche mágica, la banda anunció que el concierto quedará inmortalizado en un DVD que saldrá muy pronto.JM