Viernes, 22 de Noviembre 2024

Variaciones del deseo

El creador del libro “Llámame por tu nombre”, André Aciman, presenta su más reciente lanzamiento literario de ficción, con el sello Alfaguara

Por: Jorge Pérez

André aciman. El autor lanza su cuarta novela: “Variaciones Enigma”. CORTESÍA

André aciman. El autor lanza su cuarta novela: “Variaciones Enigma”. CORTESÍA

André Aciman empezó a publicar libros en 1995, con las memorias “Out of Egypt”. Nacido en Alejandría (Egipto), el escritor vivió una etapa en Italia antes de mudarse a su actual residencia, en Estados Unidos, cuya lengua adoptó. La ficción demoró en llegar en su escritura, al publicar “Llámame por tu nombre” en 2007, libro que fue llevado a la pantalla un decenio después bajo la dirección de Luca Guadagnino. La exposición por el exitoso filme amplió el espectro de lectores de ese libro y de sus posteriores libros: Alfaguara recién publicó “Variaciones enigma”, su cuarta novela.

La música está presente desde el título, con el concepto de “variaciones”, aunque el tema (en la terminología musical) no se presenta: “La música nos dice cosas sobre nosotros mismos, cosas que no necesariamente recordamos. Nos habla de nosotros, sin saber exactamente qué nos recuerda. Creemos que son recuerdos, eso parece, pero podría ser algo más. Llamé el libro así porque todas son variaciones de un tema, un tema que no está: es enigmático. No sabemos quiénes somos”, platicó Aciman desde Nueva York.

CORTESÍA

Las variaciones nos cuenta la vida de Paul, el personaje central del cual leemos cinco episodios de variada extensión: una primera parte que podría leerse como una novela corta o un último texto, más breve: “Es curioso, empecé el libro con el final, con Paul alrededor de cincuenta años. Después quise crear y explorar toda su historia. Volví a su juventud y quise recrear su descubrimiento del sexo antes de saber cualquier cosa. Eso fue algo difícil para mí: una vez que conocemos ciertas cosas es difícil definirlas como nuevas, hay que regresar a lugares que solo existieron una vez. Una vez que se tiene conocimiento no se recuerda bien cómo era no tener ese conocimiento. Me intrigaba eso, creo que se siente la historia: revisito lugares que la memoria ya borró”.

Además de los lugares, “Variaciones enigma” tiene varios objetos simbólicos, como un bolígrafo Pelikan que recibe Paul: “Ni siquiera es su pluma, es una que heredó, o que piensa que heredó. Otro momento es cuando el profesor le compra un bolígrafo, es un regalo. Hay ese tipo de escenas que se repiten. El acto de escribir es importante: es lo primero que hace cuando regresa a la isla, sentarse a tomar notas. Ya no usamos plumas, casi nunca: excepto cuando hay que firmar un cheque. Muchos de mis alumnos ya no pueden tomar un examen si no es en su computadora”.

Igualmente los lugares son importantes: la isla de San Giustiniano al principio, una península más adelante (Manhattan), una cancha de tenis, aunque la novela tiene su lugar en la imaginación y el recuerdo que evoca su protagonista: “El pasado se repite cada ciertos años. Esa es la historia con Chloe y Paul, se encuentran cada cuatro años. Mi imaginación no es exactamente la más fértil, por ello siempre regreso a ciertas escenas. Es una marca que tengo: me repito. La idea de la isla es importante: está en medio de la nada, tiene una identidad indefinida”.

A propósito de la memoria y el pasado, entre los autores que Aciman ha analizado en su faceta de ensayista hay uno que remite a esa constante: Marcel Proust, cuya obra monumental trata de recuperar el pasado. Para Aciman: “El pasado nos jala. Me gusta decir que no vivimos en el presente, aunque deseemos hacerlo y muchos digan que sea así. Mis personajes son jalados al pasado, y desde allí van al futuro, a veces recordando el presente como un momento en el pasado. Es más complicado que en Proust, donde son solo regresos al pasado”.

En cuanto al tenis, Aciman guarda el gusto por este deporte gracias a su propia experiencia: “Juego tenis, o solía hacerlo cuando tenía mejores rodillas. Me gusta el deporte y la cultura alrededor, en especial en Central Park de Nueva York: la gente va, espera en el café su turno, es el lugar de encuentro, todos platican, se vuelven amigos, surgen relaciones personales. Es una cultura maravillosa. Es parte de mi vida, tengo gratos recuerdos vividos en las canchas de tenis, particularmente las de Central Park”.

Identidad universal

Al igual que “Llámame por tu nombre”, en “Variaciones enigma” está presente el deseo entre dos hombres. La identidad (sexual y personal) es un tema que preocupa a André desde el propio uso de los idiomas: “El lenguaje está presente en el libro: a veces con frases en italiano aunque escriba en inglés. O las dedicatorias, que están en español en mis libros. Mi identidad proviene de muchos países, no pertenezco a ninguno, crecí entre religiones y espero no pertenecer a ninguna. Es la historia de mi vida, también he hecho todo tipo de profesiones: la única que he querido practicar ha sido ser escritor (aunque a veces me gusta no serlo). Hay una parte importante en el libro: cuando va en taxi con su novia y están cruzando el puente de Brooklyn. Se da cuenta de que no sabe bien en qué parte del universo está. Tampoco está seguro de su identidad sexual, no la tiene”.

Además de “Variaciones Enigma” y “Llámame por tu nombre”, André ha publicado las novelas “Ocho noches blancas” y “Harvard Square”, con “Find Me” a punto de publicarse en inglés este cierre de año. Sobre las dos primeras mencionadas y la próxima, detalló: “En cierta forman son un tríptico: se relacionan con el deseo. No todos mis libros son así, pero sí esos tres. Son personajes que no están en una identidad fija. Los tres tratan de querer estar con alguien más, es algo que siempre me gusta revisitar”.

De la película y el reconocimiento que le generó, el escritor compartió: “El libro ‘Llámame por tu nombre’ fue exitoso cuando salió, sin llegar a ser un bestseller. Sí se convirtió en bestseller cuando se estrenó la película. Me alegra que haya sido así, básicamente se publicó en todo el mundo. Es emocionante saber que algo que creé, que a veces genera inseguridad, ha encontrado un grupo de lectores tan amplio en el mundo, en lugares con culturas muy diferentes. Eso me hace feliz. Sería tonto negar que la película fuera lo que apuntaló ese éxito. La cinta me gustó mucho, la vi muchas veces. Sé que muchos escritores se quejan de que los filmes distorsionan los libros: no creo que haya sido así en mi caso. Me sorprendió. Sabía cómo terminaba, pero no me imaginaba que sería tan bello. Se lo dije al director: la manera en que termina la película es mejor, es extremadamente elocuente”.

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