Nosferatu. Del griego "nosophoros", que significa "portador de enfermedad". Es, quizá uno de los vampiros más reconocidos en la historia cinematográfica. Fue inmortalizado por primera vez bajo la dirección de Friedrich Wilhelm Murnau —quien a su vez formó parte de los incursores del expresionismo alemán—, y ahora resurge gracias a la adaptación gótica — cruelmente bella, oscura y grotesca— del estadounidense Robert Eggers.En cierto modo nos queda una pequeñísima incógnita; ¿por qué Nosferatu y no Drácula? ¿No son acaso la misma criatura? Aunque la respuesta parezca obvia y nítida como el agua, la verdad es que se trata más de intrigas a palaciegas y una cuestión de derechos de autor. Con información extraída de BBC News Mundo. Friedrich Wilhelm Murnau estaba maravillado con la historia de “Drácula” —la novela de vampiros escrita en 1897 por el autor irlandés Bram Stoker—. Sin embargo, a veces resulta insuficiente que guste una obra si se tiene la intención de adaptarla. Murnau nunca consiguió el permiso para interpretarla al pie de la letra.Para evitar infringir los derechos de autor, el director alemán realizó algunos cambios en su película de 1922; alteró el nombre del vampiro protagonista de Conde Drácula a Conde Orlok, así como los nombres de otros personajes de la trama. Y, la más evidente, tituló a su película “Nosferatu”. Sin embargo, muchas de las ideas principales y gran parte de la narrativa original permanecieron intactas. La historia seguía incluyendo un antiguo castillo en los Cárpatos, un vampiro que viajaba en barco hacia un nuevo hogar y otros elementos esenciales que hacían eco de la novela de Stoker. Lo que Murnau no hizo fue obtener el permiso de los herederos de Bram Stoker, fallecido en 1912, para utilizar la base de la historia de "Drácula". Para cualquiera que viera la película, era evidente que el Conde Orlok era simplemente una versión ligeramente modificada del Conde Drácula. Esto no pasó desapercibido para Florence Balcombe, viuda de Stoker, quien decidió emprender acciones legales. En julio de 1925, un tribunal alemán falló a su favor y ordenó la destrucción de todas las copias de "Nosferatu" por infringir los derechos de autor. Sin embargo, para ese momento, la película ya había sido distribuida a nivel mundial, con múltiples copias circulando. El veredicto llegó demasiado tarde para eliminarla por completo, lo que permitió que "Nosferatu" sobreviviera y se convirtiera en un clásico indiscutible del cine de terror.Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp. AO