El escritor español Alejandro Palomas recientemente visitó por primera vez México, lo hizo para participar en la UANLeer, la Feria del Libro organizada por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), en donde presentó su novela “Una madre” (2019), el inicio de una trilogía que recorre a una familia y sus dilemas a detalle; así, en esta historia, Amalia espera la medianoche un 31 de diciembre en el que, todo indica, se reunirá la familia completa después de años, y eso mismo significará encuentros y desencuentros, enfrentar el pasado y afrontar lo que viene, revelar secretos y azuzar fantasmas.Originalmente, el libro apareció en 2015 en España, pero ahora se distribuye en América Latina; sin embargo, el autor sostiene en entrevista con EL INFORMADOR que se siente “raro” por las dimensiones del país, “las distancias son inmensas y todo es a lo grande. Además, llegué a Monterrey, una ciudad del norte que imaginé como un norte europeo y está en un desierto. Todo ha sido sorpresa y aventura, y he hallado mucha calidez humana, algo que siempre es de agradecer”.Sin andamios y a ciegasAhora, lo primero que destaca Palomas es que esta novela “es la primera de una trilogía que gira alrededor de una familia -tres hijos y una madre- y que se completa con otros dos libros: ‘Un perro’ (2016) y ‘Un amor’ (2018); pero resulta que dejará de ser trilogía porque mi siguiente novela será una nueva entrega o continuación de esta historia familiar”.Y “Una madre” se distingue por una prosa no anclada en la velocidad y sí en el detalle, en lo emocional, aunque admite el autor que esa cualidad “no la pensé, porque si la pienso no sale. Una constante mía es que no pienso en lo que haré; en mis novelas se aprecia que no soy un escritor de andamios, no construyo una estructura sobre la que después me muevo. Yo escribo a ciegas, no sé lo qué escribiré al día siguiente; simplemente lo hice y salió así”.Experiencia compartidaCon todo, aclara el narrador, “las estructuras de mis novelas, narrativamente, están basadas en capítulos en los que habla cada uno de los personajes y se van alternando. En ésta, empezó a hablar Fer y dejé que lo siguiera haciendo, algo que no suele ocurrir en mi obra, en la que hay muchos narradores. Ahora, en cuanto a la velocidad de la prosa, lo que sucede es que soy así. Mentalmente, cuando narro o cuento lo que me pasa, no puedo impostar nada, no me interesa hacerlo”.La clave, comparte Palomas, “creo que el secreto de esta novela está en que al segundo minuto de leerla, ya estás dentro. Se convierte la lectura en una experiencia compartida, y eso confiere velocidad; no es que leas, en realidad, estás viviendo y eso cambia la percepción de la velocidad, y sólo es una: cuando escribo no cuento, vivo y comparto lo que vivo con el lector”.Personaje y orfandadEl centro, sencillamente, es la protagonista, Amalia (la madre), alguien en quien podemos reconocer a nuestra progenitora o a nosotros mismos; de este modo, el escritor indica que “crear cosas universales es muy difícil y, realmente, quien lo ha hecho no creo lo haya logrado a consciencia. Creo que lo más universal es lo más íntimo y es lo más personal. Y no solemos darnos cuenta, porque creemos que lo universal es lo grande y en realidad es lo más pequeño”.Enfatiza Palomas: “yo escribí ‘Una madre’ en un momento de mi vida en el que fui consciente (con el plexo, no con el intelecto) de que llegaría un día en que mi madre no iba a estar más; en ese instante me sentí incapaz de sobreponerme a eso, sentí que un rayo me partía”.Por eso, continúa, “me dije que cuando mi madre dejara de serlo para convertirse en un usuario que no existe, me moriría de la pena, no me sentí capaz de sobrevivir a esa orfandad. Recuerdo que decidí que iba a escribir esto, este color de relación materno filial, escribirnos este universo, esta mujer, porque de otro modo no tendría nada y esa sí sería una orfandad, un desierto, una aridez que no podría enfrentar”.Ternura y verdadLejos de la sencillez, la escritura de “Una madre”, afirma Palomas, “fue muy emotiva, además de emocional; fue la confirmación de que escribir, cuando entro en ese ‘canal’ las 24 horas del día, es mi vida real, en la que puedo ser completamente libre y puedo tocar todo mi sistema emocional, puedo jugar y cuidar de él. La novela es muy tierna, porque es muy verdad; y eso se percibe en seguida”.En estos términos, comenta el autor, “Amalia puede ser un personaje bisagra porque conecta a los otros con la abuela, pero también nos conecta con el padre; es un personaje muy complejo, difícil porque está en el centro de todo y encima no busca el protagonismo, aunque lo tenga, porque todo converge en ella, es la glorieta de donde salen los caminos, pero en el fondo todos entendemos que una madre es eso. Por eso es fácil reconocer a la propia madre en el personaje, aunque no tenga nada que ver -porque sea diferente o la relación sea distinta- pues entiende que los cruces de caminos comienzan ahí”.A pesar del éxito que ha tenido ‘Una madre’ en el mercado de lengua española, destaca Palomas que “en el principio, a esta novela nadie la quería”, pero poco a poco ganó la confianza del sello donde se publica años después; y ahora en México, “creo es una apuesta segura”.TOMA NOTAAlejandro Palomas (Barcelona, 1967). Licenciado en Filología Inglesa y máster en poética por el New College de San Francisco. Ha compaginado el periodismo con la traducción de importantes autores y con la poesía. Entre otras, ha publicado las novelas ‘El alma del mundo’, ‘Agua cerrada’ y ‘El tiempo que nos une’. En 2016 recibió el Premio Nacional de Literatura Juvenil por ‘Un hijo’, cuya secuela, ‘Un secreto’, se publicó en 2019. La exitosa trilogía ‘Una madre’, ‘Un perro’ y ‘Un amor’ (Premio Nadal 2018) retrata a una familia que ha enamorado a miles de lectores. Su más reciente novela es ‘Un país con tu nombre’ (Destino, 2021). Su obra ha sido llevada al cine y al teatro y se ha traducido a más de veinte lenguas.