Luis Nishizawa es uno de los máximos exponentes de la pintura mexicana. Aunque por parte de su padre mantuvo el origen e influencia japonesa hasta el último día de su vida; también se consolidó como uno de los creadores comprometidos en resaltar la belleza natural de México en su legado pictórico.Nishizawa nació en Cuautitlán en 1918 y su admiración a México no se representó justamente con un folclor remarcado y tradicional en su forma de ejercer el arte plástico, por el contrario, sus obras abrazaron por completo la esencia de su país sin alterar nada de su entorno, simplemente plasmarlo, tal cual lo veían sus ojos, en el lienzo que terminaba por transformarse en un reflejo auténtico de la naturaleza, pero siempre con una emotiva carga de pertenencia, identidad y nostalgia.Guadalajara también es testigo de la carrera forjada por Nishizawa, ya que a través de su hija, María Eva Nishizawa, quien en conjunto con Manifesto y su directora Katerine Bergengruen, brindan la oportunidad de conocer las características que consagraron a este maestro pictórico mediante subastas y dinámicas especiales, como el homenaje que se le realizará el próximo 16 de mayo en la subasta a beneficio de la Fundación Mayama, enfocada en brindar mejor calidad de vida y educación a los niños jaliscienses.En entrevista, Eva detalla cómo surge esta iniciativa: “A mi papá lo han conocido más en Ciudad de México y Toluca, en donde él pintaba y está su museo, pero en el Occidente del país, la gente que realmente conoce de arte es quien ha tenido más acercamiento a su obra. Conocí a Katerine, empezamos a charlar sobre mi papá y estaba interesada en tener obra de él”.Además, María Eva puntualiza que Luis Nishizawa siempre tuvo presente este encuentro cultural entre Japón y México, resaltando la técnica japonesa que el artista procuró siempre en sus creaciones para representar la naturaleza mexicana.“A él le gustaba mucho pintar los volcanes, utilizaba mucho la pintura china, el souiboku, técnica que desarrolló durante mucho tiempo. Él también dio clases años antes de morir en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue doctor honoris causa, siempre impartiendo clases de pintura en Xochimilco”.Añade que una de las pasiones de su padre fue ir directamente a los paisajes que luego plasmaba, haciendo de este hábito parte indispensable en su desarrollo creativo y perfección de técnica.“Le gustaba mucho ir a los volcanes, al Popocatépetl, le gustaba la naturaleza, por eso se enfocó mucho en el paisaje, pero también hizo otro tipo de pintura con retratos y naturaleza muerta, pero la gente siempre lo ha ubicado más por sus paisajes”, recuerda con nostalgia Eva sobre las inclinaciones pictóricas de su padre, quien falleciera en 2014, aunque sus obras trascienden a la posteridad.Homenaje a Luis Nishizawa en la subasta de arte “La fuerza de la infancia” a beneficio de Fundación Mayama, hoy 16 de mayo a partir de las 19:30 horas en la agencia Lincoln CAVSA, ubicada en Avenida Vallarta 5500, en Zapopan. Como parte del agradecimiento de Manifesto a los compradores que se sumen a la subasta, se sorteará una pieza del “Nevado de Toluca” -con valor de más de 100 mil pesos- creada por el artista mexicano Luis Nishizawa.
