Con poco más de 50 mil habitantes y ubicado en la región de la Ciénega de Chapala, Poncitlán es conocido por la elaboración del pan llamado picón, que es ahora su máxima insignia culinaria al darle fama en poblaciones aledañas y entre gente de paso que compra este famoso pan al pie de carretera.A decir de los pobladores de Poncitlán, que se localiza a 65 kilómetros de Guadalajara, la tradición del picón tiene ya más de 100 años, cuando familiares de españoles empezaron con la receta de este delicioso pan que ha convertido a los poncitlenses en sus más dignos representantes.Entre decenas de panaderos, se encuentra una familia propietaria de la Panadería Santa María y que rinde honor al picón, elaborándolo con sabores y diversos tamaños para todos los gustos, sobre todo hechos con calidad y mucho amor al arte reposteril.En entrevista, Juan José Gómez y Verónica Díaz Gómez, propietarios de la Panadería Santa María, destacaron que los insumos que utilizan, que son naturales y sin conservadores, y la manera de hornearlo es lo que hace que el picón de Poncitlán sea emblemático por su sabor único."El picón es un pan artesanal y el horno que se utiliza para su preparación es rústico, pero no es como cualquier horno porque aunque lleva ladrillo tradicional la mezcla que se utiliza para unir cada ladrillo lleva piloncillo y eso es lo que le da un mejor sabor a nuestro producto", dijo Verónica Díaz.Juan José Gómez señaló que los picones que hacen son de diferentes tamaños desde uno pequeñito que le llaman píldora, el chico, mediano y grande, mientras que los sabores son de arándano, nuez, pasas, almendras y naranja.Indicó que ellos realizan en promedio dos mil picones por día en ocho horneadas, pero en temporadas como Semana Santa hacen hasta cinco mil porque la demanda se incrementa de manera importante.Afirmaron que la receta de acuerdo a la historia proviene de España, pero los panaderos poncitlenses se han dado a la tarea de mejorarla y hacerle algunas modificaciones, de tal forma que ahora el picón de Poncitlán es toda una tradición transmitida de generación en generación y reconocida por muchos jaliscienses.Verónica Díaz informó que gracias a la fama que ha logrado el picón de esta pequeña población es que tienen ya ocho años realizando la Expo-Picón, que este año se celebró del 23 al 25 de febrero, y que consiste en una fiesta de sabor y de tradición.Agregó que en esta octava edición conmemoraron a este municipio de la Ribera del Lago de Chapala, que cumple 130 años de ser libre y soberano y que mejor forma que exponiendo una de las tradiciones que caracteriza a esta zona del estado, la elaboración del picón. OA