Sábado, 23 de Noviembre 2024

Memorias del rock tapatío

Luis Fernando Juárez Navarrete habla sobre una de sus pasiones: la música. Un viaje sonoro que lo ha llevado a combinar este gusto con el arte y su profesión de arquitecto

Por: Norma Gutiérrez

Luis Fernando Juárez. Parte de su colección de discos. EL INFORMADOR / F. Atalino

Luis Fernando Juárez. Parte de su colección de discos. EL INFORMADOR / F. Atalino

La cultura siempre ha estado presente en la vida de Luis Fernando Juárez Navarrete quien aunque optó por la arquitectura para su desarrollo profesional -la cual también es un arte-, ha explorado otras vertientes artísticas en las que manifiesta su gusto y pasión por las expresiones literarias, musicales y plásticas, siendo estas dos últimas las que lo llevaron a estudiar primero música clásica, aficionarse después al jazz y posteriormente al rock y a la promoción de arte.

Pero Luis Fernando no es solo un aficionado. Desde que llegó un disco de los Beatles a sus manos siendo un niño comenzaría una historia especial que hoy da por resultado un gran acervo de libros, revistas, carteles y toda la parafernalia que incluye al menos una vasta colección de cinco mil discos de acetato seleccionados, que no solo lo adentraron en la música a nivel internacional, sino que lo convertirían en todo un melómano y un experto sobre todo en jazz y rock, incluyendo el desarrollo que tuvo este último en Guadalajara, principalmente en los años 60s y 70s.

Melómano. Su gusto por la música. EL INFORMADOR / F. Atalino

“Yo había estudiado piano clásico cuando a en 1969 a los 14 años de edad tuve mi primera guitarra eléctrica y eso me abrió el panorama de otro tipo de música. Fue toda una revelación para mí, aunque ya había estado coleccionando discos desde niño”.

Tras vivir y ser testigo de la consagración que tuvo el rock en Guadalajara en aquella época, Luis Fernando se sumó a “Raíces del Rock Tapatío (1959-1972)”, publicación impulsada por Óscar Humberto Rojas Gutiérrez, ex vocalista y co-fundador de La Revolución de Emiliano Zapata, quien además de dar su propia versión, es el compilador de 30 testimonios personales con anécdotas, vivencias, opiniones, perspectivas e imágenes inéditas de las diferentes agrupaciones y público protagonista y conocedor que vivió en carne propia esa euforia.

“Hacía años que Óscar y yo hacíamos borradores sobre lo sucedido en la escena del Rock en Guadalajara, pero él fue quien tuvo la muy buena idea de que no fuera un libro más sobre el tema, sino una publicación con diferentes testimonios de la gente que protagonizó y vivió esa época, como eran nuestros casos respectivamente, esto lo haría más interesante y atractivo, y así mismo por su naturaleza quedaría como un documento de una parte de la historia social y cultural de nuestra ciudad. Como suele suceder en estos casos, al principio muchos de los convocados no creyeron en el proyecto o los que lo hicieron no lo apoyaron y su contribución se quedó en el camino. Pero los que sí participamos lo hicimos con mucha Fe y entusiasmo y como resultado es que el libro ha tenido una gran aceptación y ha gustado mucho debido a que ha despertado un gran interés por ser, además de la historia del rock en esta ciudad, una visión documentada de lo que sucedía con la juventud tapatía de ese tiempo, los estudiantes, los conflictos sociales, las modas, los lugares para las tocadas, etcétera. Y de todo esto y más cada uno ofrece su propia experiencia narrándola de manera muy personal”.

Arte. L. Fernando nos presenta parte del espacio de la galería. EL INFORMADOR / F. Atalino

Recuerdos

Desde su trinchera y memorando aquel fervor que experimentó en los míticos conciertos de los Spiders, La Revolución de Emiliano Zapata, La Fachada de Piedra, 39.4. y La Quinta Visión por un lado, Toncho Pilatos, Frankie, Alfredo y Paris o La Solemnidad por el otro, Luis Fernando se aventura al universo de las letras con una nutrida participación de anécdotas en las que relata como a través de la vida musical de Guadalajara conoció a tantos y diversos personajes y transitó por todo tipo de rumbos y barrios en una ciudad tan dividida social y económicamente como lo es la llamada Perla de Occidente o la otrora Ciudad de las Rosas. Con todo esto adquirió un panorama muy claro sobre la detonación artística que la capital tuvo, superando con mucho al quehacer sonoro que tenía la Ciudad de México y su famoso y ya mítico Festival de Avándaro.

“Es mi opinión personal de lo que me tocó vivir como protagonista y observador de una época de profundos cambios. Yo escribo sobre lo que estaba ocurriendo en el mundo y su repercusión en nuestro país y más concretamente en Guadalajara (…) para mí es una gran satisfacción la de compartir estas experiencias, cómo las percibí y cómo las viví, describir esos tiempos de juventud que nos tocaron y dejaron huella, evocar gratos recuerdos -y otros no tan gratos- y recordar datos significativos que nos marcaron para siempre pero que se van perdiendo en el tiempo y en la memoria colectiva”.

Esta experiencia editorial también despertó en Luis Fernando la inspiración poética, pues además de recordar sus vivencias más añoradas y repasar la historia del rock en diversas latitudes, integró el poema “Guadalajara Blues” de su autoría en el que ingeniosamente juega con títulos de canciones que marcaron época en lo local, nacional y hasta internacional.

“Como un homenaje a los grupos de rock tapatío elaboré este texto, estructurando 42 títulos de canciones originales de 10 grupos locales con algunos pensamientos propios a fin de ubicar y recordar algunas de ellas, evocar la forma en que se vivía el rock a finales de los años 60s y principios de los 70s en Guadalajara y así mismo dar una idea del panorama de inspiración que era expresado en ese entonces por todos ellos y la huella que dejaron en nuestra ciudad”.

Entre los participantes y co-autores del libro “Raíces del Rock Tapatío (1959-1972)” destacan también figuras como el artista plástico Alejandro Colunga, el periodista Miguel Ángel Collado, el empresario Enrique Michel y el poeta Jorge Souza (responsable del prólogo, de su participación personal y texto de la contraportada), los cuales nutren al libro, el cual está dividido en dos partes, siendo la primera la encargada de explorar la historia universal del rock y escrita por Óscar Rojas; y la segunda, compuesta por los testimonios escritos personalmente de cada invitado incluyendo la de él mismo.

“La idea es dejar un legado para que las nuevas generaciones conozcan aquella añorada y no tan lejana Guadalajara. Lo que se pretende es ubicarnos en el contexto de lo que mucha gente ignora, de cómo Guadalajara llegó a ser la capital de rock nacional. En aquella época estaban las bandas “chilangas” que tocaban solo covers, pero aquí surgió La Revolución de Emiliano Zapata, siendo la agrupación que abrió la brecha al ser los primeros que se escucharon en la radio con una canción original en inglés y que tuvo repercusión a nivel internacional”.

Pasión artística

Otra de las grandes pasiones de Luis Fernando es el arte en sus distintas expresiones y disciplinas, tales como la pintura y la escultura, así como las antigüedades. Actualmente reactivó un espacio que funciona como galería privada, en donde fue hace muchos años la “Galería del Bosque” de su padre, Don Fernando Juárez Frías, quien fue un importante anticuario y promotor de arte mexicano. Ahí, Luis Fernando promueve consagradas y emergentes propuestas como el trabajo de su hermano Eduardo, reconocido artista plástico, alternando ocasionalmente con su profesión de arquitecto.

“Desde que me acuerdo he tenido inclinación por todo lo relacionado con el arte, independientemente de la influencia familiar. Es algo que ya se trae, el oficio lo aprendí preguntando e informándome. Ya después sobre la marcha consultando libros, yendo a museos, tomando cursos y participando en ferias especializadas fui adquiriendo experiencia para incursionar en el comercio de este ramo, el cual es muy especializado”.

Colección. Obra de Eduardo Juárez, “Metamorfosis”. EL INFORMADOR / F. Atalino

Para saber

Junto con Óscar Rojas, Luis Fernando Juárez también desarrolló el programa radiofónico “Raíces, Historia del Rock” a través de C7 y que posteriormente pasó a la barra televisiva con 13 capítulos que se retransmitieron todavía hasta el año pasado. “Repasábamos toda la historia del blues, del jazz y del rock. Invitábamos a músicos a que tocaran y los entrevistábamos. Realmente nos pusimos a estudiar en serio y con mucho gusto sobre cada tema a tratar en el programa, el cual fue una experiencia muy agradable y enriquecedora”.

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