Lunes, 25 de Noviembre 2024

Martha Vidrio, desde la transformación narrativa

La productora tapatía comparte cómo ha sido su trayectoria, principalmente en el Séptimo Arte

Por: El Informador

CREADORA. Martha Vidrio llegó más allá de nuestras fronteras gracias a su talento.

CREADORA. Martha Vidrio llegó más allá de nuestras fronteras gracias a su talento.

Nacida en Guadalajara, Martha Vidrio es por mucho una de las creativas que han marcado una narrativa propia no solo en su entorno, más allá de las fronteras mexicanas su legado cinematográfico y literario han sido objeto de estudio para entender cómo la sociedad se refleja y se transforma a través del arte.

Martha Vidrio estudió la maestría en Literaturas del Siglo XX y el doctorado en Letras en la Universidad de Guadalajara (UdeG), además de haber sido miembro del Sistema Nacional de Investigadores (2007-2013).

Su trayectoria suma importantes proyectos desde la trinchera de la producción, el guion, la edición y la dirección de cine, rama en la que hay que recordar que Martha Vidrio fue quien fundó la Maestría en Estudios Cinematográficos (2001) en la UdeG, además, formó parte del consejo de la revista “Ojo que piensa”. Su desempeño como docente también llegó a instituciones como el ITESO, la Universidad de Zagreb (Croacia) y la Universidad de Bielefeld (Alemania).

Tampoco hay que olvidar, que las inquietudes de Martha Vidrio por el arte, particularmente en el cine, fueron claves para ser parte de la generación que impulsó los primeros pasos de la entonces Muestra de Cine Mexicano, pero que también ha dado vuelcos únicos a la literatura con la construcción de personajes femeninos inauditos.

-¿Cómo fueron esos primeros acercamientos personales al cine y la literatura? ¿Cuál fue ese detonante que la marcó en su niñez o adolescencia?

-Cuando tenía siete años vi grandes películas, porque mi papá formó un cine club en la fábrica donde trabajaba. Las películas que me dejaron marcada fueron: “El acorazado Potemkin”, de Serguéi Eisenstein, “Metrópolis” de Lang, pero también las películas musicales con bailarinas como Margaret O’Brien o Cyd Charisse.

En el cine negro me fascinaba: “El halcón maltés”, de John Huston, y “El tercer hombre”, de Carol Reed; como figura femenina me impactó la actriz Barbara Stanwyck en “Double Indemnity”, dirigida por uno de mis directores favoritos Billy Wilder.

Empecé a leer a los 11 años cuando una tía compró una colección de libros de la editorial Aguilar, me fascinaba el olor y la textura del papel. La primera novela que leí fue “El retrato de Dorian Gray”, de Oscar Wilde. Me impresionó ese mundo obscuro donde un hombre podía convertirse en un ser malvado. Fui un ser solitario y me convertí en una lectora profesional.

-Durante muchos años se dedicó a la investigación de cine principalmente. ¿Cuáles son los temas que abordó?

-El cine y la literatura han sido muy importantes en mi vida, me dediqué a la investigación en cine muy centrada en la adaptación. Así es que pude hacer dos cosas que me gustaban, ver películas y leer, y me pagaban por ello. Los temas que he tratado en mis libros de investigación son la adaptación cinematográfica en el cine mexicano, las dificultades de la adaptación, el melodrama, la narrativa fílmica y los formatos de cine y televisión.

En los últimos años me he dedicado a escribir novela negra, con una detective. En el 2012 terminé mi primera novela “Un asunto personal” y la publiqué hasta el 2014, luego en el 2017 siguió “Cativa Bestia”, publicada por La Zonámbula. Ahora, en el 2020, ambas han sido publicadas por la editorial Belmondo.

-¿Por qué novela negra en tiempos de tanta violencia? ¿Qué es la novela negra para usted?

-Los actos criminales ficticios pueden ayudarnos a soportar la realidad y obtener un desfogue de nuestro enojo, nuestra impotencia, por eso se escribe novela negra, no sólo por el bien de la sociedad, sino también por el nuestro. Con este género puedo expresarme libremente sobre la relación entre la inmoralidad y dinero; poder político y poder criminal; la corrupción y la impunidad.

La novela negra se constituye en el espejo que refleja lo que sucede en nuestra sociedad. En pocas palabras, la novela negra retrata la realidad.

Para mí, la novela negra trata de crimen, del mal comportamiento. El lector sabe que va a leer algo distinto que Faulkner o Coetzee. A todos nosotros nos encanta que el malo reciba su castigo, ver el lado oscuro de las personas, así es que tenemos al tipo malo, al detective o policía quien lo descubre y lo mete a la cárcel.

En la novela negra el orden se reestablece y se logra lo que nos enseñaron de pequeños: si eres bueno obtendrás buenas cosas, pero si eres malo vas a recibir un castigo. El escritor de este género conduce al lector desde la primera página hasta el final sin que se distraiga.

-¿Por qué una detective mujer y por qué le gusta tanto al lector?

-Algunos investigadores de literatura jalisciense me han afirmado que mi detective es la primera en la literatura jalisciense. Guadalajara tiene su detective “Matilde Bremen” a partir del 2012. Sí, me han dicho en diferentes ocasiones que están encariñados con mi detective y con su asistente. Yo también estoy encariñada con ella.

En la novela negra tradicional las mujeres ocupaban un lugar secundario, ahora se han empoderado y son policías forenses, fiscales o jueces. Mi detective, “Matilde Bremen” es una mujer de 60 años, de clase alta, hija de una pareja de alemanes que llegaron a México huyendo del nazismo. Son personas de una amplia cultura y le inculcaron a su hija un gran amor a México. “Matilde” heredó una vieja casona de patio andaluz y canteras, estudió criminología y después de una brillante carrera en la Agencia Federal de Seguridad, a la que renunció decepcionada por la corrupción, decidió abrir un despacho privado en Guadalajara.

“Matilde Bremen” tiene una vida intelectual, reflexiona sobre el mundo y aprendemos cosas de la vida a través de ella, sobre sus casos, es una persona que lee y al mismo tiempo es bohemia, se siente a gusto en las cantinas con sus amigos los artistas. Ama la música, el jazz, toca el sax; se cura las heridas emocionales con su música. No sé todavía porque, pero los lectores se sienten cercana a ella.

Su asistente es “Montse”, una joven veinteañera que estudió Ciencias de la Comunicación y se ve involucrada en los casos de su mentora. Escogí a una mujer mayor y a una joven para tener las dos visiones del mundo. Por un lado, tengo la sabiduría de vida y por otro, la frescura y una nueva forma de verla.

Cada una con su carácter, “Bremen” y “Montse” son femeninas, feministas, luchadoras, brillantes y su motivación principal es hacer justicia.  Mis lectoras, según me han dicho, se sienten más empoderadas después de la lectura.

-Una de las características de la novela negra o policíaca es la exploración de la ciudad y la identidad regional…

-En las dos novelas negras que he escrito hago muchas referencias a los motivos locales, alusiones a los lugares, buscando lo tapatío y que funcione como motivo literario, como una reconstrucción y al mismo tiempo como contenido temático. De esta forma incluyo pasajes de la historia de Guadalajara, calles emblemáticas, restaurantes, cantinas y hasta platillos típicos. Así es que la novela negra me ha ayudado a entender mis raíces lo que ha pasado y sucede en mi ciudad. Me gusta ser, un poco, la memoria de mi ciudad. De hecho, utilizo anécdotas verídicas para construir mi historia. Durante muchos años recorté la nota roja de los periódicos de Jalisco.

-¿Y para cuando la tercera entrega de la detective Matilde Bremen?

-Pronto, muy pronto. El tema es fuerte porque trata sobre la prostitución en los años 80, aunque el asesinato sucede en el 2020. Ya voy hacia el final y mis lectores me escriben que ya esperan otra aventura de “Matilde” y “Montse”.

JL

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