Comienza noviembre y la FIL se encuentra ya “a la vuelta de la esquina”. Con Portugal como país invitado de honor, con una lista de escritores que incluye a lo mejor de la literatura del país ibérico. Entre ellos está Nuno Júdice, profesor, traductor, poeta y novelista que se ha forjado un nombre en la literatura contemporánea, con traducciones a múltiples idiomas (español, checo, albanés, griego, etc.). Previo a su llegada a Guadalajara, el autor contestó para este diario algunas preguntas sobre su obra.-En algunas de sus novelas está presente la historia y su relación con el presente, ¿qué aprendizajes podemos tener del pasado? -Normalmente mis novelas, lo mismo la acción (o una parte), se sitúa en un tiempo pasado. Parten siempre de un tiempo presente, que es el del escritor: los tiempos se cruzan, lo que permite que haga esos viajes temporales en los que nos ponemos al lado de esos personajes de otros siglos. Esto viene de la necesidad que siento de hacer lo contrario de una reconstrucción, como sucedía en las novelas históricas del siglo XIX. El hombre que vive hoy, a pesar de los progresos y las transformaciones culturales, la técnica, lo político, es el mismo que vivía en la Edad Media o el tiempo de las grandes exploraciones por el mundo. Cambiaron los valores, pero a veces la forma de reaccionar ante las situaciones extremas no cambió: y esa es la continuidad del humano que me hace, muchas veces, recurrir a esas situaciones antiguas para entender mejor los comportamientos irracionales del presente. Si entendemos esto, tal vez podríamos aprender: pero cuando vemos lo que pasa en varios países que se ubican en eso llamado “primer” mundo, vemos el retorno a los fenómenos que hasta hace unas décadas juzgábamos que no se repetirían. Por lo tanto, la historia no acabó, como pretendió Fukuyama: el problema es que en lugar de ir al frente comienza a retroceder, vamos a ver para dónde.-En “Os passos da cruz” comenta la historiadora “No te puedes envolver con tu objeto de estudio”. En la poesía, ¿qué tanto el poeta se envuelve en ese “objeto de estudio”? -Es verdad que en la narrativa la distancia es a veces por necesidad para que el yo narrativo no se proyecte en los personajes y se deje arrastrar por ellos. La simpatía no siempre fue buena consejera, y puede conducir a la más sencilla de las soluciones, el final feliz. En la poesía es diferente. También creo que es necesaria una distancia, y que es indispensable para que el poeta pueda dominar la técnica sin ceder a apelaciones más emotivas. Pero el poema tiene que dar sentido a la vida, sin eso las palabras están muertas. A pesar de todo, una preocupación a tomar es la de saber que la literatura es literatura, es decir, que existe esa visualización, que es el lenguaje donde se proyectan las memorias, las sensaciones, las experiencias de quien escribe. Si no se sabe eso estamos como ese espectador de cine que, en un filme, salta del palco y trata de entrar en la tela para vivir la acción proyectada. En el poema hay que tener también ese cuidado y saber que el poema también tiene esa barrera, que son las palabras, que no pueden ser atravesadas bajo pena de reducir un poema a una efusión sentimental, que no es más que una sucesión de lugares comunes de una retórica ultra romántica.-En “O anjo da tempestade” dice “tenemos que buscar una u otra palabra para agarrarnos, como una tabla de salvación”, ¿es eso la poesía? ¿Para qué más nos sirve? -Ya escribí una vez que “la poesía es inútil”, pero lo hice con ironía, sabiendo que ella es absolutamente necesaria. Sin poesía un idioma no sobrevive. En la actualidad, cuando estamos amarrados a la actual forma de expresión digital, las frases mueren en el instante en que las pasamos al otro. Es el inmediatismo de todo lo que se dice y enseguida se agota. El lenguaje del poema continúa hablando no en lo efímero, sino en la permanencia: nos advierte que el tiempo de la poesía nos hace vivir más allá de nuestro tiempo.-En algunos de sus poemas resaltan los colores, ¿es una constante deliberada? -El color tiene un lugar importante en mi poesía porque viene de mi gusto por la pintura. Por un lado es por la fuerza que tiene en la naturaleza en Algarve, donde nací, los colores de la tierra, del cielo y del mar se transforman en cada época del año. Admito, sin embargo, que el azul tiene mayor presencia, debido precisamente al mar y al cielo: pero también está el negro y el gris, que corresponden a su opuesto. Este juego de contrarios es una de las constantes poéticas que vemos en el romanticismo, donde encontré algunos de los maestros que me influenciaron, sobre todo los alemanes como Goethe o Hölderlin.-También están las referencias a los clásicos, ¿cómo aborda la tradición desde Portugal en el siglo XXI? -Después de un largo periodo, de los años 1910 a los años 50 del siglo pasado, en que las vanguardias y el surrealismo tuvieron un lugar en la poesía europea, desde los sesenta comenzó a darse un regreso a la tradición, tratando de contrarrestar el agotamiento de las novedades que fueron envejeciendo con la exageración y la banalización de su uso. Algunos de los grandes poetas portugueses de este periodo que se inició en los cincuenta, como Sophia de Mourão-Ferreira, Jorge de Sena, Eugénio de Andrade y David Mourão-Ferreira, fueron poetas que hicieron ese regreso a los clásicos, como Camões y Sá de Miranda, para no hablar de los griegos y latinos. Y a partir de los años setenta y ochenta Pessoa comenzó a ser visto como un clásico, lo que le da un lugar muy particular en nuestra poesía por el hecho de haber conjugado, en su poesía, la vanguardia extrema con Álvaro de Campos y el neoclasicismo con Ricardo Reis. Diría que el ejemplo que Pessoa enseñó es que no se puede seguir un camino de ruptura sin tener una formación y conocimiento de la historia de la poesía y los maestros del canon. Uno de los problemas de alguna poesía reciente es precisamente creer que es posible escribir ignorando el pasado. El resultado es una poesía que vive apenas de lo anecdótico, de un cotidiano sin interés y sin salida, que se agota en el mismo instante de la lectura. Para que un poema salga de lo anecdótico tiene que tomar una altura y hablar más allá de la circunstancia que lo motivó. Por eso en mi poesía están todas mis lecturas, es ese el diálogo con los poetas, actuales y del pasado, lo que me permite encontrar caminos de renovación de mi propia lengua poética.Actividades en fil-Nuno Júdice en el Salón de la Poesía, presenta Jeannette L. Clariond, domingo 2 de diciembre, 19:00 horas.-Presentación de “Meditación sobre ruinas”, con Blanca Luz Pulido y Ricardo Sánchez Riancho, domingo 25 de noviembre, 19:30 horas, Salón Antonio Alatorre.-Presentación de “Nueve poetas portugueses para un nuevo siglo”, con Francisco Hernández Avilés, António Carlos Cortez, lunes 26 de noviembre, 15:00 horas, Pabellón de Portugal.-Consulta las actividades em: www.fil.com.mx