Ayer, restauradores y autoridades del ayuntamiento de Guadalajara acudieron a realizar labores de peritaje para analizar el estado en el que se encuentra la fuente del conjunto escultórico la Inmolación de Quetzalcóatl, ubicado en Plaza Tapatía, en el Centro de Guadalajara. La restauradora que asistió a esta visita oficial fue Karla Jáuregui, quien sin dar más detalles señaló a este medio que tras observar la fuente llegó a la conclusión de que “se requiere de un diagnóstico y proyecto de restauración. Evidentemente está dañada”. Jáuregui acudió a la supervisión en compañía del Coordinador General de Servicios Públicos Municipales de Guadalajara, Óscar Villalobos, quien hasta anoche no respondió a la solicitud de información para conocer los detalles de los trabajos de mantenimiento que requerirá la pieza.A la espera del diagnóstico oficial del ayuntamiento, esta casa editorial entrevistó a dos restauradores expertos en el tema: Ricardo Mejía Falcón y Luisa Herrera Tapia.Tras una visita a la fuente, Mejía Falcón explicó que los resultados de los peritajes suelen tardar hasta dos meses, “pues se necesita hacer un estudio a fondo del interior de la pieza, para determinar el nivel de daño en la estructura”; señaló que la posible causa del deterioro se debe a la calidad del agua de la fuente y las cantidades de cloro que se le pusieron; una técnica, que expone, sí bien es común que se utilice para evitar la formación de algas, también se debe tener cuidado en su correcta aplicación.Señala que la afectación que presenta la fuente comenzó a darse desde hace algunos meses, “esto no es cuestión de días; además, las piezas aledañas a la Inmolación, también muestran deterioro”. Agregó que para los trabajos de restauración se debería de conformar a un equipo comandado tanto por restauradores, como por ingenieros que sepan de estructuras.Por su parte, la restauradora Herrera Tapia explicó que la fuente de Quetzalcóatl “parece estar hecha de una aleación de hierro y cobre, por lo que tiene mucha tendencia a la corrosión. El óxido rojo que se ve corresponde a hematita (corrosión del hierro, que se observa ya en un estado avanzado); mientras que la corrosión del cobre se caracteriza por tonalidades verdosas que también están presentes”.Ambos restauradores coinciden en que los metales de la fuente ya comenzaron a corroerse, “se observa un cambio de color y estructura superficial; los procesos de corrosión pueden ser identificados, retardados o eliminados si son detectados a tiempo. La corrosión activa se identifica por una capa porosa y pulverulenta en la superficie del objeto; algunos productos de corrosión son inclusive venenosos (como en el caso de la corrosión del cobre)”.Entre las probables causas que llevaron al deterior de la fuente, Herrera Tapia señala que “en este caso los factores medioambientales de la fuente y la contaminación de la zona, aunados a la falta de mantenimiento, han provocado que los procesos de oxidación/corrosión hayan avanzado”.—¿Qué se debe hacer para rescatarla?—“En términos generales es necesario realizar una revisión profunda tanto de la superficie de la fuente, como de la estructura soportante interna para asegurar que no se encuentre en riesgo de caer. Se debe además realizar una limpieza de los productos de corrosión y estabilizar; es decir controlarla, por medios electroquímicos, sustituir partes dañadas, pasivar el metal y aplicar capas de protección adecuadas”, finalizó Herrera Tapia.El día de ayer se llevó a cabo la inauguración de la escultura monumental “Luz, piel del tiempo” de Alejandro Fournier, la cual fue instalada en el cruce de avenida Parres Arias y Venustiano Carranza. Lo anterior es parte del proyecto “Escultórica Monumental”, en el que la iniciativa privada y los artistas colaboran para llevar el arte a las calles. En el evento estuvo presente el escultor y el alcalde de Zapopan, Pablo Lemus; ambos, al centro de la imagen.
