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Octavio Paz, lecturas que no caducan

Ernesto Lumbreras nos da un vistazo del revuelo literario que causó el Nobel mexicano a 20 años de su muerte

Elevado a los altares pero también señalado y juzgado con dureza. Octavio Paz, como mexicano y como poeta, como ciudadano y como político, siempre causó revuelo y a 20 años de su fallecimiento, sigue siendo objeto de estudio y reflexión por lectores apasionados como Ernesto Lumbreras, también poeta mexicano que sigue apostando por llevar el legado social y literario de Paz a las nuevas generaciones.

Lumbreras, que recientemente ha ofrecido charlas en torno a las experiencias de Paz en su tránsito por la India como embajador mexicano, puntualiza la vigencia de Octavio Paz en aquellas generaciones que crecieron junto a su desarrollo literario, pero que también ha cautivado a nuevos lectores que se enganchan y se identifican con el México que Paz reflejó hace más de 40 años y que pareciera no caducar.

Sin duda, “El laberinto de la soledad” es una de las máximas obras de Paz, quizá la más popular que aunque no se haya leído se tiene conocimiento sobre su existencia como un clásico mexicano, pero Ernesto Lumbreras puntualiza la importancia de que los lectores también se adentren a otros títulos que muestran diversas facetas del Premio Nobel que marcó un sentido muy personal en la poesía en español.

“Paz es una obra monumental, un edificio con muchas ventanas y puertas. Es necesaria la experiencia de un guía que sepa por dónde entrar a esos primeros lectores para que no se espanten, no presentarles de golpe a ese Octavio Paz más barroco, laberíntico y literario, hay que entrar por jardines más hospitalarios y seductores. La poesía de Octavio Paz tiene esas ventanas para que ese primer lector no salga corriendo por la aparente ilegibilidad de sus signos o metáforas, ‘Viento entero’ es un poema que permite esa cercanía, calidez o también ‘Águila o sol’ que son en prosa”.

¿A qué edad es prudente comenzar con la obra de Paz”, Lumbreras responde que para un lector primerizo, quizá entre los 15 ó 18 años, que no tenga tanto kilometraje en lecturas por gusto, ‘El laberinto de la soledad”, también puede significar un gancho asegurado para los jóvenes.

“Este libro sirve como una especie de espejo e identidad, es un libro fechada en el que algunos conceptos no aluden en su reflejo al mexicano de ahora, pero hay ciertos pasajes como ‘Los hijos de la malinche’ en el que la palabra chingar se pasa a revisión desde el tabú de las palabras y un adolescente puede engancharse porque hay un poeta o ensayista estudiando estas palabras”.


La nostalgia, el origen

Lumbreras conoció a Octavio Paz en una visita que el poeta realizó a Guadalajara cuando Juan Soriano recibió el Premio Jalisco y de ahí conoció a un literato apasionado, humano, cercano a sus lectores, marcando desde ahí no solo una afición y estudio sobre sus párrafos, pues las re-lecturas de sus obras también han sido una constante para comprender, en diferentes momentos, las intenciones de Paz a través de sus palabras.

“Yo tenía 21 años y Paz llegó acompañando a Juan Soriano y uno de sus invitados fue él. Paz dio palabras sobre Soriano en el Teatro Degollado y habla con nostalgia de Guadalajara, recuerda algunas cosas que le platicó su abuelo Irineo Paz del Agua Azul, después fuimos al Museo Regional y ahí le firmó a una chica como 20 ejemplares, no se cansaba, cada dedicatoria era especial. Yo ya lo había leído, pero mi primer contacto fue con Octavio Paz, un hombre de carne y hueso, de generosidad, de cercanía fuera de lo mediático que envuelve a los héroes literarios, que eran personalidades intangibles”.

Octavio Paz es un autor que merece muchas lecturas y Ernesto Lumbreras señala que más allá de la “obligación” de leerlo por ser considerado un clásico de la lectura mexicana, el leerlo y releerlo a distancia permite conocer más a fondo lo que Paz quería decir.

“Toda su vida, Octavio Paz aceptó ser una suerte de crítico de las ideologías y las verdades absolutas. Su literatura es más una pregunta que una afirmación, es más un diálogo que un monólogo. En Paz encontramos un diálogo, pero también la réplica, el derecho a no estar de acuerdo. La posible añoranza que tiene el México de ahora, de uno terrible en encrucijada, la lucidez de Octavio Paz nos daría algunas claves para ver dónde está el inferno y dónde está la gente que no quiere estar en ese infierno. Son autores que te acompañarán toda tu vida”.

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Ernesto Lumbreras es originario de Ahualulco de Mercado, Jalisco. Se ha desempeñado como 2:00reconocido con galardones como el Premio de Poesía Jesús Amaya Topete, Premio Nacional de Poesía Ciudad de la Paz, Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, Premio del Concurso de Poesía México, Premio Bellas Artes de Ensayo Literario Malcolm Lowry, Premio Internacional de Ensayo Siglo XXI, por ejemplo.

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