México, golpeado por dos sismos en 2017
Los terremotos causaron más de 400 muertos, enormes pérdidas económicas y una reacción popular de solidaridad
México sufrió en septiembre pasado dos fuertes terremotos que causaron más de 400 muertos, enormes pérdidas económicas y una reacción popular de solidaridad que aparcó temporalmente los graves problemas de inseguridad y corrupción que vive el país.
Al filo de la medianoche del 7 de septiembre un movimiento telúrico de magnitud 8.2 sacudió México, el más potente desde 1932, y causó 98 fallecidos; 78 de ellos en el estado de Oaxaca, 16 en Chiapas y 4 en Tabasco.
El istmo de Tehuantepec fue la zona más golpeada por el terremoto -cuyo epicentro se localizó frente a las costas del suroriental estado de Chiapas-, en especial la localidad de Juchitán de Zaragoza, donde cerca de 40 personas perdieron la vida entre los escombros.
El rostro de esta urbe del estado de Oaxaca de 100 mil habitantes cambió por completo en segundos. El 70% de las viviendas resultaron dañadas, dejando a la población en la intemperie y sin servicios básicos como agua y luz.
Mientras se llevaban a cabo las labores de rescate de sobrevivientes, la ayuda comenzó a fluir a cuentagotas. El Presidente Enrique Peña Nieto se desplazó a los estados afectados y puso a miembros de su gabinete a atender la emergencia desde el lugar de la tragedia.
La seguridad se reforzó con el despliegue de militares para resguardar a damnificados que se negaban a alejarse de sus viviendas derruidas para evitar el robo de lo que aún quedaba de ellas.
Todavía las autoridades efectuaban el recuento de daños cuando otro poderoso terremoto sacudió el país el 19 de septiembre, solo dos horas y 14 minutos después de que la población realizara un simulacro para conmemorar los 32 años de otro trágico temblor que dejó miles de víctimas mortales en la capital mexicana.
Aunque el sismo fue de magnitud 7.1, frente a los 8.1 de 1985, se sintió con gran fuerza debido a que el epicentro se localizó en los límites de los estados de Puebla y Morelos, a solo 120 kilómetros de la Ciudad de México.
En pocos minutos la capital se cubrió de polvo, en un anuncio de la dimensión de la tragedia. Se derrumbaron 38 edificios en distintas zonas, incluida una escuela con decenas de niños en su interior, y servicios de luz y agua potable quedaron cortados en buena parte de la urbe.
El tráfico se volvió un caos en poco tiempo, miles se dirigieron hacia las escuelas de sus hijos o sus hogares, mientras los vecinos se lanzaron en masa a rescatar sobrevivientes entre ruinas, en una muestra de solidaridad que duró varias semanas, con los jóvenes a la cabeza.
Un total de 228 personas murieron en Ciudad de México, pero el balance final ascendió a 369 incluyendo las víctimas mortales de los estados Morelos, Puebla, Guerrero, Oaxaca y México.
Doce millones de personas resultaron damnificadas por los dos sismos y 250 mil perdieron sus hogares, la mayoría de los cuales viven con familiares o amigos, en el mejor de los casos, o en precarias tiendas de campaña, en el peor, a la espera de recibir las ayudas prometidas para recuperar su patrimonio.
Según cifras oficiales, los sismos generaron daños parciales o totales de 184 mil viviendas, la mayoría en Chiapas y Oaxaca, donde la población se queja de que el flujo de ayuda se detuvo con el segundo terremoto, que desvió la atención hacia el centro del país.
También resultaron afectados 14 mil comercios, 16 mil escuelas y mil 800 edificios de once estados con valor arqueológico, artístico e histórico.
Según Peña Nieto, cuya popularidad mejoró ligeramente -pasó de 16 a 23% en el cuarto trimestre- por el manejo de la emergencia, la reconstrucción requerirá una inversión de 48 mil millones de pesos.
Los terremotos generaron un impacto temporal en la economía, que registró una desaceleración en el tercer trimestre de 2017 al crecer un 1.5% respecto al mismo periodo del año anterior, después del aumento del 1.9 % a tasa anual reportado en el periodo abril-junio.
Según la Secretaría de Hacienda, el efecto de los desastres naturales ya se desvaneció, por lo que mantuvo su pronóstico de crecimiento en el rango de 2 a 2.6 % para 2017, pese al contexto de volatilidad e incertidumbre elevados por la renegociación del TLCAN y las próximas elecciones presidenciales.
Al contrario, según la mayoría de expertos, la reconstrucción permitirá una recuperación del ritmo de crecimiento en los próximos meses, en los que el país estará inmerso en un proceso electoral que culminará el 1 de julio de 2018 con la renovación de tres mil 416 cargos.
En ese proceso hay dos temas que pesarán entre los votantes: la rampante corrupción y la fallida estrategia de seguridad en un país que está a punto de cerrar 2017 con la cifra más alta de homicidios en dos décadas, tras sumar 20 mil 878 asesinatos de enero a octubre, cerca del récord de 22 mil 855 homicidios en 2011.
IM