México

Debaten sobre el reto de prevenir el COVID-19 en asilos y cárceles

A pesar de que por ser entornos controlados se pensaría que es más fácil aplicar controles de salud, ambos lugares se vuelven de alto riesgo de contagio si no se cuidan algunos aspectos

En una nueva edición de los foros organizados por Periódicos Asociados en Red y el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California, especialistas compartieron experiencias acerca de las acciones de prevención y manejo del COVID-19 en asilos y cárceles tanto en México como en Estados Unidos.

"Las condiciones carcelarias siempre son un problema en todos los países (...) sin embargo, a veces hay que utilizar las condiciones benéficas para poder hacer el control de una epidemia en una situación específica", con esta frase de Andrea González Rodríguez, coordinadora del Programa VIH/SIDA de la Ciudad de México, se abrió el debate sobre las diferentes estrategias de atención a la población privada de la libertad.

Si bien, en prisiones de Estados Unidos, lograron generar un entorno seguro para la población carcelaria, en la mayoría de los centros penitenciarios los reclusos están en condiciones más vulnerables que el resto del país.

La jefa del servicio médico del penal California Mens Colony de San Luis Obispo, Teresa Macías, explicó que desde el inicio de la pandemia detuvieron todas las visitas al centro penitenciario, además cancelaron traslados de reos entre una red de cárceles.

"Estamos dejando entrar muy pocas personas, porque sabemos que en las puertas es donde se puede detener esto", dijo Macías.

En el caso de la Ciudad de México, Andrea González comparte que se redujeron 75% las visitas, se separaron dormitorios, se incomunicaron uno de otros, y se establecieron grandes espacios de aislamiento para pacientes positivos y para pacientes sospechosos.

"Se puede controlar, pero si entra la epidemia sin control a los reclusorios, el número de muertos puede ser muchísimo mayor que en la población general, precisamente por las condiciones de vulnerabilidad", dijo la también directora de Clínica Condesa.

Sobre estas condiciones particulares de la población en cárceles, Catalina Pérez Correa, profesora del CIDE, señala que en las cárceles hay una mayor prevalencia de enfermedades: "Por el tipo de alimentación (son más frecuentes) casos de diabetes, obesidad y tabquismo", lo que agrava el pronóstico de alguien enfermo de COVID-19.

En asilos y casas de descanso, el reto es lidiar con el "viejismo"

Carolina Gómez Moreno, geriatra del departamento de urgencias del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), coincide que los asilos, al igual que las cárceles, podrían ser escenario controlados que aparentemente habría forma de implementar las medidas de control.

Y aunque en México aún no se tienen reportes de brotes agresivos del coronavirus en estos entornos, advierte que hay un factor que agrava la atención de la población de personas de la tercera edad durante la pandemia.

El viejismo (del inglés "ageism") son las acciones discriminatorias por el hecho de ser adultos mayores: "No solamente existe, sino que existe en distintos niveles de atención en salud en estudiantes de medicina, en especialistas, en la población general".

"En Italia y en España, hubo muchos adultos que fallecieron en las casas o en los asilos porque simplemente, sin ningún tipo de criterio y sin sustento, con la percepción 'viejista' no los llevaron al hospital porque eran ancianos e igual se iban a morir", explica Gómez Moreno.

Ante esto advierte de la necesidad de hacer más eficiente un monitoreo sobre la situación de los adultos mayores que habitan en asilos y casas de descanso, algo que no es sencillo considerado la escasa regulación de la que son sujetos estos sitios.

SR

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