Internacional

Cuerpos de yihadistas quedan sin enterrar en Mosul

Seis meses después de la derrota del EI en la ciudad iraquí, restos humanos permanecen entre escombros

Habitantes se cubren la nariz en un sitio donde yacen cadáveres en Mosul. AFP/A. Muwafaq
El cuerpo de un presunto integrante del Estado Islámico, en una imagen del pasado 11 de enero. AFP/A. Muwafaq
AFP/A. Muwafaq

Durante tres años, hicieron la vida imposible a los habitantes de Mosul. Seis meses después de haber sido derrotados, los yihadistas siguen envenenándoles la vida en la Ciudad vieja, donde nadie quiere encargarse de sus cadáveres.

En muchas zonas del corazón histórico de la segunda ciudad de  Iraq, las escasas personas que se aventuran solo sacan la nariz y boca protegidas por máscaras y bufandas, ya que el olor es insoportable.

En medio de los escombros que se ven frente al Tigris, restos humanos se encuentran en proceso de putrefacción. Esos cuerpos, que se descomponen desde hace meses en medio de un olor pestilente, no fueron enterrados.

La ciudad de Mosul quedó devastada tras la ocupación del Estado Islámico. AP/ARCHIVO

Aquí o allá, en un muro o en una pancarta,  combatientes progubernamentales escribieron con spray de pintura: "cementerio de gente de Dáesh", según el acrónimo árabe del grupo Estado islámico (EI) que ocupó la ciudad durante tres años, de 2014 a mediados de julio de 2017.

Pues dos de los que yacen ahí, aseguran los habitantes y socorristas, son yihadistas. Sus prendas, largas túnicas afganas, y sus largas barbas --y a veces inclusive cinturones explosivos que rodean sus torsos-- delatan su pertenencia a Dáesh.

Mientras estén ahí, Othmane Ahmed, desempleado de 35 años, no imagina un segundo volver a vivir con su mujer y sus dos hijos en la Ciudad vieja. 

Cavar a mano

"Tenemos miedo de todos esos cuerpos y de ese olor atroz que pudre el aire", afirma en una callejuela del viejo Mosul, no lejos de su casa, que ahora es incapaz de reconocer con precisión, pues es enorme la destrucción causada por meses de batalla para sacar a los yihadistas.

Un poco más lejos, Abu Chaker, de 60 años, dijo temer "los microbios y las epidemias". Como Othmane Ahmed, él tampoco sabe a quien acudir.

La Defensa civil explica que su misión, terminada el 10 de enero, consiste únicamente en sacar los cuerpos de los civiles de los escombros.

Iraquíes revisan una zona donde permanecen cadáveres sin enterrar. AFP/A. Muwafaq

Centenares de cadáveres de mujeres, niños y hombres de todas las edades han sido transportados día a día por elementos de la Defensa civil, en grandes bolsas mortuorias.

El balance de civiles muertos en la batalla de Mosul sigue siendo desconocido.

Cada extracción de cadáver causa conmoción: "en la Ciudad vieja, los accesos son estrechos y nos es imposible entrar con nuestros vehículos y nuestro material", dice el teniente coronel  Rabie Ibrahim. "Para cavar, utilizamos instrumentos livianos y nuestras manos, y por eso sacar los cuerpos requiere mucho esfuerzo y tiempo", añade.

Cada vez que las familias dan algún dato, dicen sus colegas, se lanzan a despejar las toneladas de escombros  en que se ha convertido la centenaria Ciudad vieja.

Para evitar enterrar cuerpos no identificados y aumentar el número de los desaparecidos, la Defensa civil dice que solo trabaja en compañía de allegados capaces de reconocer los cadáveres.

De los restos de los yihadistas, provenientes de Iraq y del mundo entero, se encarga la municipalidad.

"Más de 450 fueron extraídos de los escombros, pero todavía hay centenares allí", dice el director de los servicios de la municipalidad, Abdel Sattar al-Habu. Para explicar la lentitud de las operaciones, recuerda que la mayoría de los vehículos y material de las autoridades fueron robados o destruidos por los yihadistas.

Cargados de explosivos

Además, agrega, los empleados de la municipalidad avanzan con dificultad, pues algunos cuerpos tienen aun explosivos no desactivados por las fuerzas de seguridad. Los cadáveres sacados son colocados en fosas comunes, sin ritual de entierro. 

Ahora, advierte Hossam Eddine al-Abar del Consejo municipal, hay prisa.

Hay que sacar los cuerpos antes de las lluvias y la subida del Tigris cuyas aguas se llevarán los cadáveres que se pudren en las riberas

Si el río termina por ser contaminado, será imposible purificar el agua pues las estaciones de filtración y depuración de los alrededores fueron destruidos por los yihadistas o por los nueve meses de duros combates alrededor de y en Mosul.

Un médico que prefiere conservar el anonimato, asegura que hasta ahora no se ha señalado ningún caso. Pero esos cuerpos que se pudren, subraya, "contaminan el aire y el agua y podrían pronto provocar enfermedades".

Todo el ecosistema del río podría ser contaminado y transmitir enfermedades, afirma por su lado el doctor Ahmed Ibrahim, gastroenterólogo. "Esas enfermedades pueden desarrollarse ahora, como pueden aparecer en años", advierte.
 

IM

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