Ideas

¿Y ahora qué?

“Cuando la fiesta se acaba, te quedas contigo mismo”. Eso dice una canción del gran Mark Everett, o, para sus cuates y sus discos, E, el genio que ha grabado varios trabajos memorables bajo el nombre de Eels (y que también ha escrito unas conmovedoras memorias, llamadas “Cosas que los nietos deberían saber”, que publicó en español el egregio sello Blackie Books, y que hoy mismo deberían lanzarse a encontrar en la feria). La fiesta, pues, se termina este domingo. Se guardan los libros, se enrollan las alfombras, las luces se apagan y la gente se va a armar posadas y a esperar los festejos navideños de cada cual. Algunos entusiastas aún harán presentaciones  de acá a Nochevieja, pero a ellas, me temo, solo irán los más allegados entre sus amigos. La gente está exhausta, porque el menú de la feria fue tan amplio y rico que aún en enero seguiremos digiriendo cosas.

Quedan, sin embargo, varias reflexiones posibles por hacer. La primera es que a partir de ayer, con la entrega de la banda presidencial, el país es otro. La FIL no ocurre en el aire, sino en un lugar específico y determinado, que es el nuestro, y México tiene un gobierno nuevo. La feria ha sido un espacio de debate, de análisis e incluso de resistencia. Algunos mandatarios han querido lucirse en ella (y, en general, nomás han colapsado el tránsito) y otros no han sabido ni qué hacer. Ayer, por ejemplo, se fue un presidente que nunca hizo acto de presencia en la FIL porque como candidato protagonizó el ridículo más grande en su historia (“¿Tres libros que lo hayan influenciado, señor Peña Nieto?”… “Híjole, mano, ese del águila… ¿Cómo era?”). ¿Cuál será la relación de la feria con la nueva administración federal? ¿Será vista y atendida o se volverá a hacer como que no existe? Y no me refiero solamente a que el presidente en turno le dé su visitada sexenal, sino a que la apuesta por la cultura no se quede en promesa y se les den apoyos reales a esta y otras ferias más, y al resto de los proyectos que lo necesitan, que son muchísimos.

La segunda reflexión es que una feria como esta es un espacio consolidado y necesario. Y que es un placer decir: nos vemos aquí el año que viene.

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