Votar
Votar es un acto de dignidad ciudadana que defiende nuestros derechos y libertades, y representa el antídoto contra la imposición ilegítima de decisiones públicas. Defender la voluntad democrática es el deber de las instituciones. Hoy, más de 98 millones de mexicanos estamos convocados a las urnas y tenemos el imperativo político de ejercer nuestro derecho al voto. Este acto no sólo fortalece nuestra joven democracia, sino que también exige a las autoridades electorales y judiciales que cumplan con sus responsabilidades para consolidar nuestro sistema constitucional democrático.
Las generaciones jóvenes han crecido en una era de normalidad democrática, en la que los votos efectivamente cuentan y deciden. Casi 36 millones de jóvenes menores de 35 años podrán ejercer hoy su derecho al voto, consolidando una trayectoria de expansión de derechos y libertades. Estas generaciones no conciben un regreso a un pasado autoritario que no conocieron. La transición democrática mexicana es una historia formidable: pasamos de un régimen que imponía decisiones políticas sin contrapesos reales, al ejercicio pleno de los derechos políticos consagrados en la Constitución. Este tránsito fue posible gracias al acuerdo entre fuerzas políticas que, ante la presión de la sociedad y factores externos, lograron diseñar una ruta hacia la democracia. Aunque todavía queda mucho por hacer para la expansión democrática, es valioso lo que hemos logrado.
Nuestra democracia está amenazada por la apatía en la participación ciudadana, la violencia de grupos delictivos que se inmiscuyen en la vida pública y la tentación permanente de actores que buscan reducir el espacio de participación de la sociedad en las decisiones. La apatía es una amenaza grave porque la baja participación permite la imposición de minorías construidas a base de pactos y operaciones diseñadas desde los círculos de poder. Por eso, el ejercicio de los derechos políticos es la mejor forma de defenderlos. En la jornada electoral de hoy, lo más valioso es precisamente ese ejercicio que fortalece nuestra democracia. Votar se convierte en un imperativo cívico, un acto de responsabilidad frente a los demás y ante el futuro.
Además, esta elección enfrenta una amenaza adicional: el creciente poder real de los grupos violentos que impactan la vida política. La violencia ejercida por la delincuencia ha sido terrible, y es inaceptable la normalización de elecciones suspendidas en municipios, la no instalación de casillas y la interferencia directa o indirecta de estos grupos, lo cual tiene un significado profundamente amenazante. Votar es el antídoto contra las imposiciones ilegales producto de la interferencia irregular que corroe las estructuras de gobierno local y nacional. El nivel de violencia es una verdadera llamada de atención que todos debemos atender con seriedad. Es una cuestión que está por encima de las disputas partidistas, en la que los ciudadanos podemos expresarnos simplemente votando, exigiendo el ejercicio libre de nuestros derechos. El voto es una expresión en favor de la paz y del Estado de derecho.
El proceso electoral que culmina hoy ha transitado con estas sombras: la apatía y la violencia, pero mantiene su carácter festivo por el llamado al ejercicio de la libertad. Es cierto que las campañas fueron más combativas que alegres. Sin embargo, hoy toca salir con alegría y determinación a cumplir y sentirnos orgullosos de participar, mirando al futuro con esperanza.
Participemos en esta fiesta democrática, ejerciendo dignamente nuestros derechos y mirando al futuro con la visión positiva de que México tiene un sistema democrático del que debemos sentirnos orgullosos y al que contribuimos a fortalecer con nuestra participación. Esta noche inicia una nueva etapa en la vida política del país, con el resultado de cada una de las contiendas. Una etapa en la que tendremos, por primera vez, una presidenta, y en la que habremos elegido a miles de mujeres y hombres para desempeñar responsabilidades en beneficio de nuestras comunidades.
Votar expresa la dignidad ciudadana frente a la arbitrariedad y la violencia. Es nuestra voz por la paz y el respeto al derecho.
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