Tomar conciencia
Es darnos cuenta de lo que hacemos y de lo que pasa a nuestro alrededor. Muchas personas ni ven, (ni quieren ver) lo que hacen, ni las consecuencias y repercusiones de sus palabras y actos. Simplemente hacen las cosas sin considerar lo que afecta a los demás, sea para bien o para mal.
Una de las cosas más bonitas de la vida es alcanzar a tener un elevado nivel de conciencia y entonces si saber mucho de lo que pasa en nuestras vidas.
Así como hay niveles de inteligencia, niveles deportivos niveles académicos, niveles socioeconómicos o rangos militares, eclesiásticos y administrativos. También hay niveles de conciencia.
Las personas que tienen un nivel más bajo de conciencia, son aquellas que actúan en base más a sus impulsos o instintos, son seres muy reactivos que no recapacitan y reflexionan antes de actuar. Muchas de sus actividades se basan en el miedo y la agresividad, y desde luego que no sienten vergüenza ni pena por las fechorías y crueldades de que son capaces de realizar. Tampoco tienen culpa, porque no hacen una revisión responsable de sus actos de si hicieron bien o mal. Actúan por codicia, ambición, deseo, antojo y se dejan guiar por esos impulsos y hacen lo que les venga en gana sin pensar en el daño que le causan a los demás. Son muy inconscientes. Muchos suelen ser sociópatas o incluso psicópatas con tendencias claras al sadismo y a disfrutar del dolor de los demás.
En cambio, la otra cara de la moneda, es el afecto el cariño, el amor y el respeto a todo lo que les rodea, como a sí mismos. Son personas que tienen mucha sensibilidad y empatía y por ningún motivo son capaces de justificar el lastimar y alzar la voz para regañar o humillar a alguien.
Por supuesto que muchos quisiéramos vivir en una sociedad con personas más conscientes, equilibradas y ecuánimes. Que no quieren dominar, someter y explotar a los demás, como lo suelen hacer los más inconscientes, que son capaces de muchas cosas, con tal de satisfacer su ego y codicia.
Es muy importante elevar nuestra consciencia, en estos tiempos, para no dejarnos engañar, manipular y maltratar por la horda de salvajes que aún insisten en seguir sus malévolas acciones, con los que se dejan. Ojalá y ya no seas tú, uno de ellos.
Guillermo Dellamary