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Se busca un Judas

Imaginemos este anuncio clasificado colgando en algún muro del Senado, con tiritas recortadas al final, listas para que cualquier interesado las arranque:

“Senado de la República. Vacante de Judas Iscariote. Edad: indistinta. Partido Político: PRI, PAN, MC o independiente. Tareas: alzar la mano. Prestaciones superiores a las de la ley, elevada perspectiva de crecimiento a futuro. Informes: Adán Augusto”.

El bloque morenista tiene 85 de 128 escaños en el Senado. Le falta uno para acreditar la mayoría calificada (dos tercios de los votos) y aprobar la reforma constitucional al Poder Judicial.

Del otro lado, la oposición tiene 43 senadores y senadoras: 22 del PAN, 15 del PRI, 5 de MC y un priista “independiente”, Manlio Fabio Beltrones.

Si la oposición vota en contra, como ha prometido, frenaría la reforma al Poder Judicial.

La mayoría calificada se alcanza con dos terceras partes de los senadores presentes. Entonces basta que un legislador “distraído” se ausente durante la votación para que Morena alcance los dos tercios.

Un voto a favor o una ausencia. Es todo lo que necesita Morena para impulsar una de las más trascendentes reformas en la historia reciente del país.

En la cultura política mexicana existe una larga tradición para conseguir “el voto faltante” en las cámaras por una de dos vías: seducir o doblegar.

La primera consiste en un maletín, entregado usualmente en un oscuro estacionamiento, que le cambia la vida al legislador y su prole. Dinero, prebendas, favores y un futuro económico asegurado.

La otra vía consiste en una visita de cortesía de la fiscalía federal o local al clóset y al cesto de la ropa sucia del legislador o legisladora. De ahí se sacan cadáveres y trapitos sucios muy útiles para con-vencer al elegido.

La traición del Judas no tiene que parecer lo que es. Siempre se puede recurrir al argumento teatral: estaba en el baño, me agarró un tráfico horrible, me equivoqué y voté a favor, cuando en realidad quería votar en contra, me convencieron sus argumentos…

Los 43 senadores y senadoras de la oposición y sus líderes partidistas han sostenido que votarán en contra de la reforma judicial pese a las presiones del oficialismo.

El destino político del PRI, PAN y MC pende de esta votación crucial.

Hay dos escenarios: infligen al Presidente su mayor derrota política a menos de un mes de que acabe el sexenio o un senador o senadora cumple con el destino bíblico del traidor.

Lo sabremos el miércoles cuando se vote la reforma constitucional.

En política, nada es lo que parece. ¿Detrás de alguna sonrisa se oculta un Judas?

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