Profunda cultura de la ilegalidad
Como resultado de una auditoria practicada a dos instituciones de salud, IMSS e ISSSTE, se pudo conocer que en el periodo de 2012 al 2018 dichas instituciones sufrieron un quebranto económico de aproximadamente 220 millones de pesos como resultado del robo de medicamentos, así hayan sido por personal de la propia institución o por ladrones externos.
Independientemente del daño económico y de abastecimiento que este crimen provoca nos alerta sobre una cultura de ilegalidad fuertemente arraigada en nuestro país, estamos ante una expresión más de un estado fallido en dos corrientes, la educacional y la de la justicia; parafraseando en sentido contrario al gran poeta Horacio podemos afirmar que en México “la justicia se mueve despacio y rara vez alcanza a los culpables”.
Con tristeza y desesperanza nos enteramos cotidianamente que la descomposición moral avanza sin que hasta ahora aparezcan ni los mas mínimos para detenerla, lo mismo han sido robados 200 millones a estas instituciones de salud cargadas de un enorme simbolismo de solidaridad e inclusión que miles de millones desaparecieron bajo la gansteril trama de “la estafa maestra” y saben que… ni uno ni otro de estos vergonzosos delitos serán resueltos apegados a la verdad, mucho menos se recuperaran las cantidades sustraídas.
Lo grave del caso es que se trata de una más de las modalidades criminales que se han enraizado en el país por parte de personas que no eran pero que ahora son delincuentes y que bajo la sombra de una casi total impunidad defraudan, ya sea escudándose bajo el distintivo de “cuello blanco” o con el amparo que otorga la violencia de los de “cuello negro”.
Una gran culpa de esta caótica situación debe atribuirse a la infección adquirida por el virus corruptor del sector público, consentido por lo menos durante los últimos 40 años bajo los cuales se llevó a cabo un trabajo de absurda y descarada depredación de los activos nacionales sin que hubiera quien la castigara y en consecuencia quien la detuviera.
Solo hemos sido testigos inmóviles de cómo la casta “divina” de los políticos fueron ambicionando cada vez mayor poder económico hasta llegar al presente en donde ni las instituciones de salud se salvan de ser víctimas del crimen, vale madre si es organizado o no, al fin que como dice el refrán: “para haber sido mordido lo mismo es que haya sido mordida de perra que de perro”.
Preocupa y mucho la postura pasiva que gobierno y sociedad toman ante estos deplorables hechos, no olvidemos que lo que se olvida hace que se agranden los agravios, la impunidad es madre de la astucia, quienes roban y como roban ya no importa, importa que de seguir en ascenso este modelo cultural pronto, muy pronto México será una lugar inhabitable, su marca se convertirá en arbitrariedad y corrupción, estamos indiferentes ante un proceso de acelerada decadencia, social y lo peor moral.
Seamos claros, el combate a la corrupción que persigue la 4T no viene dando los resultados deseados, el llamado sin discusión sincera y de buena fe por parte de AMLO parece estar escandalosamente ignorado. La gran escritora norteamericana Susan Sontag acertadamente afirma que “para ciertas necesidades la mayor carencia es la falta de entusiasmo”. Tomemos nota.