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¿Por qué la colonia Americana, en lo sucesivo Barrio Americano, enamora a los chilangos?

Porque el barrio es muy bonito. Porque a diferencia de “colonias”, “fraccionamientos”, y “cotos”, los barrios son la unidad urbana fundamental, básica, intemporal, vigente hacia el futuro. No tiene remedio, los “cotos” tienen un futuro limitado. Ya para estas fechas adolecen de serios problemas: si hay una emergencia y sus habitantes tienen que salir rápido en coche, nomás no se puede. De esto ya tiene preocupada noticia Protección Civil. Luego, el hacinamiento produce una serie de problemas vecinales, chismes, malentendidos; si un vecino no paga su cuota de mantenimiento la administración lo exhibe en un letrero en la puerta, si sigue sin pagar, de plano le dejan de abrir la puerta para general bochorno, etcétera. El sistema de los cotos, está más que comprobado, degrada la buena marcha del desarrollo urbano general y degrada también la calidad de vida que los “coteros justa y abnegadamente buscan.

Pero volvamos al Barrio Americano. Su arquitectura es en general muy bonita, con verdaderas joyas casi cada cuadra y manzana. A pesar de que al jardín del barrio se lo robó un político, gracias a las generosas servidumbres y a los patios y jardines interiores existe un razonable número de metros cuadrados verdes. Luego, el arbolado es verdaderamente espléndido. La comunidad que se ha estado formando -ojo, sin gentrificación alguna- de familias, artistas, parejas diversas etc., resulta cada vez más sólida y atractiva.

Los servicios que han brotado como hongos incluyen simpáticos hostales, bares, cafés y restaurantes, junto con tienditas de toda suerte de cosas, con las excelentes panaderías a la cabeza. El resultado es un barrio envidiable, que cada vez, a pesar de los pesares, es más seguro. El Ayuntamiento ha instalado un operativo especial al respecto. A esta seguridad colaboran, por cierto, los ciclistas y paseantes nocturnos, muchos de ellos siendo paseados por su perro.

Total, el otro día llegaron unos chilangos a poner una tiendita de anteojos. El dueño comenzó a fijarse más en el barrio, y se fue encantando. Como resultado, está a punto de rentar una bonita casa en el mismo barrio para traerse permanentemente a su familia a Guadalajara. Esta migración de gente civilizada y valiosa implica un significativo valor agregado para el barrio y para la ciudad.

Dicen los chilangos que el Barrio Americano es ahora lo que la espléndida colonia Condesa de México fue hace veinte años. Otros dicen que también tiene algo de la colonia Roma, por la alta valía de muchas edificaciones. Total, el Barrio Americano tiene un futuro muy promisorio.

El otro día un arquitecto fue altamente sorprendido por el dicho de otro joven y talentoso arquitecto de vivir en un lugar que se llama “Cotos solares” o algo así. El joven confesó que ya está buscando casa en el barrio, y se mostró compungido por su yerro. Así es que hay Barrio Americano para rato.
 

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