POTMet: del dicho al hecho
Tal vez si en julio de 2016, hace ocho años que se presentó el primer Plan de Ordenamiento Territorial Metropolitano, el llamado POTMet, se hubieran empezado a cumplir todas las maravillas que se dijeron de él, no se hubieran seguido acumulando los casos de pérdida total en los menajes de familias cuyas viviendas se siguieron inundando año con año en los temporales de lluvias como que el que está por terminar, por estar en fraccionamientos inviables y que nunca se debieron haber autorizado, porque terminan sin ser habitados con el daño patrimonial que eso significa para miles de pobladores de la Metrópoli. Eso sin mencionar los problemas ambientales, de recolección de basura y los colapsos viales, entre una larga lista de calamidades que afectan la calidad de vida de la población.
El POTMet vino a reemplazar, tras 34 años de vigencia, al caduco e ignorado Plan de Ordenamiento de la Zona Conurbada de Guadalajara, y abría la posibilidad de revertir los desastres urbanos que habían dejado ya décadas de crecimiento urbano desordenado e inequitativo en Guadalajara y el resto de las ocho ciudades que integran formalmente la metrópoli (Zapopan, Tlajomulco, Tlaquepaque, Tonalá, El Salto, Ixtlahuacán, Juanacatlán y Zapotlanejo).
Fue al naciente Instituto Metropolitano de Planeación (Imeplan) al que le tocaron los trabajos para hacer ese primer documento que estuvo lejos de cumplir las metas que se propuso. Uno de los factores que afectó al Imeplan, una instancia que se soñó por décadas como un espacio de planeación urbana independiente a los vaivenes de la política y del poder, no resistió ni las primeras elecciones que le tocó vivir en el 2015. Por eso el Imeplan se debilitó institucionalmente por el manoseo político del que fue objeto luego de esa jornada electoral, y cuando por lógicas partidistas se pidió la renuncia involuntaria de su primer director Alberto Orozco, quien había sido nombrado hasta el 2017, para colocar ahí a Ricardo Gutiérrez Padilla, allegado a las nuevas autoridades emecistas. A su llegada hizo en fast-track el POTMet, ya que Enrique Alfaro había prometido en su toma de posesión como alcalde de Guadalajara, en octubre de 2015, que ese plan estaría terminado en tres meses.
Aunque sin la solemnidad de hace más de ocho años que se presentó en el Teatro Degollado, el lunes pasado le tocó también a Alfaro presentar el nuevo POTMet, que aseguraron garantizará un crecimiento más sustentable del Área Metropolitana de Guadalajara al frenar las presiones inmobiliarias en una superficie de 20 mil hectáreas distribuidas en los nueve municipios cuyas alcaldesas y alcaldes integran, junto con el gobernador, la Junta de Coordinación Metropolitana del Imeplan.
Como pasó en 2016, antes y a unas horas de su publicación, han empezado a surgir cuestionamientos de especialistas que refutan que con lo planteado en este instrumento de planeación urbana se contenga el crecimiento caótico de la ciudad porque siguen viendo una oferta de suelo amplia.
Así que habrá que estar atentos e impulsar un análisis a detalle de las zonas de reservas territoriales y los lineamientos específicos que presenta el POTMet, cuyos críticos más severos consideran incluso que no debió aprobarse por los términos en que está redactado y por supuestas omisiones legales en las que se incurrió.
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