Ideas

¿Miedo a la guerra?

Sin duda es justificable y muy comprensible, la violencia es parte de nuestra naturaleza, y por una razón u otra, nos da por agredir y lastimar a los demás. Sea para robar, expandir territorios, dominar, esclavizar y hasta defender el orgullo, las ideas y las creencias.

Los recientes acontecimientos, en especial la intervención militar de Rusia en el territorio de Ucrania, desatan los recuerdos de los inicios de las últimas dos grandes guerras. Que tienen un principio, pero no sabemos exactamente cómo puedan terminar. Y eso es lo más preocupante, porque de saberlo, muchas veces es mejor ni meterse, pues la escalada puede ser desastrosa y llegar a los extremos de los campos de concentración, de los bombardeos a múltiples ciudades, hasta al extremos de las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki.

Comprendemos la respuesta de los mercados en el mundo y los focos rojos en los líderes y los diversos estadistas, que tendrán que tomar una postura y ejercer una gran multitud de acciones diplomáticas, para preservar la paz y evitar, a toda costa, una tercera guerra mundial, como muchos temen.

Mientras tanto, las personas comunes, como tú y yo, también debemos de tomar medidas ante estos hechos y posibles amenazas a la inestabilidad social, económica y política.

Lo primero, es no andar imaginando cosas que se basen en información distorsionada o insuficiente. Porque así es mucho más fácil caer en especulaciones, que regularmente conducen a un pesimismo repetitivo, que suele ser el principal nutriente para incrementar el miedo. Así que a detener ese negativo ingrediente de conjugar fantasía con ignorancia.

Lo segundo es anclarnos, muy bien, al presente y tampoco estar tratando de hacer pronósticos de lo que pueda suceder y peor aún, tratar de adivinar el futuro, porque igual no pasa nada, o pensando negativamente, en un santiamén se desata la locura de las armas nucleares y muchos desaparecemos de inmediato. Vivir en el presente y seguir lo más normal con nuestra vida cotidiana es una buena receta.

Lo tercero, es unirnos a la consciencia colectiva por la paz, sea por medio de oraciones, de meditaciones y de posturas que nutran más el sentido de armonía y respeto a la vida, que tomar partido con emociones que le inyecten enojo, tristeza y más miedo a tu vida.

Ahora sí que, no te dejes invadir por el miedo, haciendo fantasías y asustándote con ideas negativas. Tenemos que ser firmes en la esperanza por la paz y la buena voluntad, a pesar de los que se oponen a ella.

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