Medidas insuficientes
El domingo en el Congreso estadounidense se anunció un acuerdo bipartidista que intenta poner freno a la violencia con armas dentro de la sociedad. El convenio prevé restricciones moderadas a la adquisición de armas y refuerza acciones para mejorar la seguridad en las escuelas y los programas de salud mental -esto último que es una de las principales causas-. Sí, es un avance, pero no es proporcionado a la gravedad del problema.
Entre las restricciones más importantes, aumentar a 21 años -en lugar de 18- la edad mínima para adquirir armas, no es suficiente y no cambia nada en realidad. Ya el pasado 2 de junio el presidente Biden en su mensaje desde la Casa Blanca cuando se refirió a la violencia con armas de fuego, dijo que se requieren “leyes regidas por el sentido común…como la prohibición de ser las armas de asalto y de los cartuchos de gran capacidad…por el amor de Dios, ¿cuántas matanzas más estamos dispuestos a tolerar?”
El mismo domingo por la tarde Biden expresó que el acuerdo bipartidista “no cumple con lo que se necesita” y que “no hay excusas” para avanzar más rápidamente en el tema.
En un artículo sobre la violencia con armas que se publicó ayer en el sitio digital de la revista Time, Nathaniel Pendleton, padre de Hadiya, quien a sus 15 años de edad falleció de un disparo en la espalda en un parque de Chicago -a una milla de distancia de las casa de los Obama- una semana después de haber actuado en la toma de posesión del presidente Barak Obama (2013), dice que “los políticos no viven en nuestros vecindarios. Simplemente no los conocen y no saben de las experiencias con la que lidiamos”, y se pregunta “¿cómo puedes tomar una decisión cuando no tienes idea de como piensa la gente en esos barrios?”. Hay que tomar decisiones y aplicar medidas basadas en la experiencia dentro la comunidad, no desde una silla y alejado de la realidad.
El viernes pasado que se celebró el Día Nacional de Concientización sobre la Violencia Armada, entre los analistas del problema, se habló -como también ya sucede en México- que “hablamos y escuchamos con tanta frecuencia que la gente ha comenzado a volverse insensible y ver la violencia como algo normal”.
Y por supuesto que no es normal que cada año más de 3,500 niños y adolescentes sean asesinados a tiros solamente en los Estados Unidos, y otros 15 mil resulten heridos en tiroteos, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). De esas muertes, 2,100 son homicidios. Además, en promedio cada año 1,200 niños -definidos como bebés hasta los 19 años- mueren por suicidio con arma de fuego.
Por supuesto que el problema empeora y las medidas que se tomen deben ser de acuerdo a la realidad que se vive dentro de la sociedad, dejando a un lado los enormes intereses que tiene la industria de las armas y de la influencia que ejercen -gracias a sus donaciones de apoyo a las carreras de muchos políticos- entre los legisladores. ¿Usted, qué opina?
daniel.rodriguez@dbhub.net