Ideas

Las verdades encubiertas

Hace un par de semanas escribí alrededor de las “Notas sobre poesía” de José Gorostiza, publicadas en su libro Poesía (FCE, 1964) donde hace referencia al Libro de Buen Amor de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, (1283-1350), quien logró escribir sus estrofas con formatos diferentes como el diálogo, la descripción, la fábula o el relato, cosa que hizo con “notoria eficacia”, de tal manera que esas formas poéticas fueron a “engrosar los recursos del teatro y de la novela.”

Decidí echarle un ojo a la obra del Arcipreste para comprobar lo que decía Gorostiza sobre las diferentes formas de escribir por este hombre nombrado Arcipreste por el obispo para que, de esa manera, tuviera autoridad sobre las parroquias a su alrededor.

El goce no se hizo esperar, sobretodo, con la versión de Porrúa (Sepan Cuántos..., Núm. 76) porque se pueden leer las estrofas en el español medieval y, a un lado, la versión en el español moderno por si se nos complica entenderlas.

En las estrofas de este encantador cura-trovador, hombre simpático y echado p’delante, gozoso de la vida y juguetón, efectivamente escribió muchas historias que cubren el horizonte del amor (bueno, malo o como usted quiera), peinando el abanico de posibilidades amorosas que son producto de esa locura que es parte de nuestra naturaleza, pues...

Como dize Aristótiles, cosa es verdadera:
el mundo por dos cosas trabaja: la primera,
por aver mantenencia; la otra cosa era
por aver juntamiento con fenbra plazentera.

Sí, ‘por aver juntamiento con fenbra plazentera’, como bien sabemos es una buena razón de ser, como dice el Arcipreste en esta lectura divertida si la hacemos en voz alta tratando de pronunciar el español antiguo.

Cuenta algunas cosas chuscas siempre con humor, no importa que a veces es negro. Sin inconveniente alguno, pasa a la primera persona del singular y se convierte en protagonista de algunas experiencias amorosas, cuyas verdades están ocultas para que así, tratemos de descubrirlas:

Las del Buen Amor sson razones encubiertas;
trabaja do fallares las sus señales ciertas;
si la rrazón entiendes o en el sesso aciertas,
non dirás mal del libro que ahora rrehiertas (rechazas).

Pues, ‘donde piensas que miente, dice mayor verdad’, como en la vida real, cuando negamos ser culpables por lo mismo que acusamos, como los hombres necios de Sor Juana.
En otras estrofas, describe lo que hace un hombre antes de casarse y lo que pasa una vez que lo ha logrado:

Quando quiere casar ome con dueña muy onrada,
promete e manda mucho; desque la a ganada,
de quanto le promete o da poco o nada:
ffaze como la tierra, cuando estaba preñada.

Sí, la tierra estaba preñada pero, como decía otro poeta, estaba preñada de dolores. El libro de Buen Amor tiene 1728 estrofas que van fluyendo alrededor de la vida amorosa como los ríos que van a dar a la mar y por ahí, al Arcipreste se le antoja jugar con una ‘cazurra trova’, desahogando su muina por haber sido engañado:

Fiz con el gran pesar esta troba cazurra;
la dueña que la oyere por ello non me aburra,
ca devriénme dezir necio e más que bestia burra
si de tan gran escarnio yo non trobase bulrra.

Simplemente encantador, divertido, ágil en los diálogos, descripciones, fábulas y relatos en donde “lo feo es la realidad y lo bello es esa realidad embellecida por la poesía”, como hizo este trovador del siglo XIV que a las alcahuetas les dice ‘trotaconventos’, y una de ellas le aconseja al Arcipreste que se enamore de alguna de ellas (1332 a 1347):

Ella me dijo: amigo escúchame un poquito:
amad a alguna monja, creedme mi consejo,
pues no se cansará luego, ni se hará público el hecho
y andaréis en amores durante mucho tiempo.

Con esta y otras aventuras, algunas eróticas y otras autobiográficas, lo más importante es que logró transformar lo vulgar en una simpática obra literaria, en donde las verdades han quedado encubiertas.

(malba99@yahoo.com)

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