La infancia COVID-19 de nuevo a las aulas
Con la apertura de un periodo extraordinario de preinscripciones para el ciclo escolar 2021-2022, al que convocó la Secretaría de Educación Jalisco el viernes pasado y que concluye este miércoles, se dio un paso más para generalizar en agosto próximo el regreso a las clases presenciales luego de no acudir a ellas desde marzo del 2020.
De hecho, estos días extras para la preinscripción son para los padres de familia que no hicieron el trámite vía internet como lo obligaba la pandemia en febrero y marzo pasados, y ahora lo podrán hacer exclusivamente en los planteles para volver a la atención personal y presencial en las comunidades escolares.
Pese al buen paso inicial que se dio con las ejemplares jornadas de vacunación anti Covid para el sector magisterial, es claro, como se ha visto en el retorno parcial que inició el lunes pasado, que muchos son los retos y las complejidades para que se dé un regreso con los menores sobresaltos posibles.
Sin duda lo primero que habrá que resolverse será el tema de los espacios físicos a los que regresarán los niños y las niñas, y los jóvenes, sobre todo los de las escuelas del sistema de educación público.
Además del problema de la falta de agua que tendrán que enfrentar muchos planteles escolares por los tandeos del Siapa, son 425 escuelas las que el gobierno estatal reconoce que tendrá que intervenir para reparar y reponer lo que se llevaron en actos vandálicos.
Pero sin duda el mayor reto será rastrear a los miles de alumnos que no siguieron las clases a distancia y aumentaron de forma crítica el ya grave problema de la deserción escolar.
Se estima que en el ciclo escolar que se suspendió de forma presencial en marzo del 2020 desertaron casi 115 mil alumnos y casi 10 mil más no se matricularon ya para el curso 2020-2021. En total se calcula que un 10 por ciento de alumnos de escuela inicial, primaria y secundaria son los que abandonaron las clases a distancia principalmente por falta de computadoras y acceso a internet, o por la necesidad de empezar a trabajar para ayudar al sustento familiar por la pérdida del empleo de sus padres por la emergencia sanitaria.
Por eso, el reto será diseñar métodos para regresar a los desertores a los aulas y se les apliquen programas y actividades de regularización para recuperar las clases abandonadas en los dos últimos ciclos escolares que, aún para los que los siguieron a distancia, muchos profesores consideran estuvieron lejos de completar los objetivos de enseñanza requeridos.
Así los desafíos del regreso de la infancia cuya ruta escolar quedará marcada por la ausencia por más de un año de las aulas a causa de la pandemia, y que afectará aún más los rezagos educativos que ya de por sí padecía el país.