La hermosa provincia de Medellín
En ese hermoso valle que las estribaciones andinas forman en el corazón de Colombia, se yergue con peculiar altivez la añeja ciudad de Medellín, capital del departamento de Antioquia, ahora en pleno e intenso proceso de recuperación después de aquella amarga época de inseguridad causada por la narcocracia.
No diré que se hayan superado del todo problemas sociales lacerantes ni alcanzado ya una equidad razonable, pero lo cierto es que se sienten las grandes mejoras sociales y a flor de piel se percibe el optimismo.
Vale la pena una visita para apreciarlo y, además, gozar de la obra espectacular y magnífica de Fernando Botero que se concentra en una de sus plazas. También es remarcable el sentido de la hospitalidad y lo bienvenidos que somos los mexicanos.
Por motivos especiales al suscrito también le resultó muy atractivo visitar la “Hermosa Provincia” anexa a la gran ciudad y con las mismas cualidades que la situada en el Oriente de Guadalajara, donde se encuentra la sede principal de la religión conocida como La Luz del Mundo.
La de Medellín es mucho más reciente y modesta, pero el espíritu es el mismo: armonía y equidad. La miseria y la insalubridad desterrada, la educación y la vivienda garantizada y una profunda devoción por sus credos, lo mismo que una tolerancia por quienes no tenemos las mismas creencias religiosas. Podría decirse que prevalece el célebre precepto juarista sobre “el respeto al derecho ajeno”.
Su iglesia tiene una capacidad que supera a los dos mil fieles y se están dando los pasos para emprender la construcción de una mayor
Precisamente ahí, en un gran terreno adquirido hace poco más de medio siglo, cuando aquello estaba por completo despoblado -la mitad del cual ya está bien construido- se encuentra el centro administrativo de dicha religión en toda Colombia y con proyección en países vecinos.
Su iglesia tiene una capacidad que supera a los dos mil fieles y se están dando los pasos para emprender la construcción de una mayor y hasta con ciertos vuelos arquitectónicos.
Tuve la oportunidad de conocer a varios de sus principales miembros, así como reencontrarme con más de uno y una, oriundos de Guadalajara, empezando por mi querido y admirado amigo Benjamín, con quien participé muy activamente en aquella gran campaña en favor de la educación pública laica, cuando el neofascismo encabezado por FECAL quería aniquilarla… Públicamente recordamos la guardia que hicimos en el sitio donde nació el Benemérito de las Américas, definido así precisamente por el Congreso de Colombia, el día que nuestro prócer, “si no hubiera muerto”, habría cumplido 201 años de edad.
No cabe duda que, ir a Medellín, tiene para los tapatíos en la Hermosa Provincia de allá, un atractivo adicional a los muchos que de por sí tiene esa ciudad con un clima tan querendón.
(jm@pgc-sa.com)