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Jazz y el desastre

Esta es la historia de cómo un detalle aparentemente nimio provocó un desastre a nivel nacional.

Es la historia de Jazz, una joven talentosa, guapa y ambiciosa estudiante de abogacía allá en la década de los ochenta.

Una mujer admirable porque a su edad, mientras finalizaba sus estudios de Derecho, ya trabajaba en distintos despachos legales y tenía muy claro que deseaba firmemente hacer una gran carrera en el Poder Judicial y eventualmente llegar a ser juez de Circuito y, ¿por qué no?, magistrada.

Enfrentaba un problema muy común para quienes terminan los estudios de la carrera y simultáneamente trabajan: falta de tiempo para elaborar una tesis a la altura de sus ambiciones, presentar el examen profesional y recibir el título como licenciada en Derecho.

¿A qué hora?, pensaba la joven.

Afortunadamente apareció un compañero de estudios que le platicó de una maestra, la Miss Martha de la Facultad de Estudios Superiores, que ya había ayudado a otro compañero en igualdad de circunstancias y le había “vendido” una gran tesis, copia de una presentada por otro alumno años antes, y así se había podido recibir.

Jazz no lo pensó dos veces y fue a ver a Miss Martha.

Costó trabajo que aquella catedrática accediera a reconocer que había vendido una tesis pero poco a poco fueron entrando en confianza y le platicó cómo lo hacía, era un proceso seguro pero no barato, porque no lo hacía frecuentemente para no manchar su prestigio.

La tesis costaba una buena cantidad de dinero, Jazz lo reunió, presentó su examen profesional, se tituló y sin problema alguno empezó a ejercer. Su talento la llevó a ascender cargos en el Poder Judicial y gracias a su habilidad para relacionarse con los grupos políticos “del momento” llegó incluso a Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

¡Guau!

Pero….

Cuando la joven Jazz cometió aquella irregularidad en los años ochenta jamás imaginó dos cosas: que con el tiempo se iba a desarrollar un software capaz de identificar textos similares entre miles de escritos, y que el grupo político con el que logró los ascensos más importantes iba a cosechar muchos enemigos, sobre todo entre la prensa, ya que el líder se dedicaba a maltratarles y menospreciarles públicamente, y esos periodistas vivían a la caza de una pifia de su gente cercana. 

Hoy aquel detalle de Jazz ha salido a la luz y ha provocado un auténtico desastre: ha sacudido terriblemente a  las instituciones más honorables y con credibilidad del país: la Universidad Nacional Autónoma de México y la Suprema Corte de la Nación.

Así de simple. 

Epílogo. Observo el escudo de la UNAM, flamante, en mi título universitario colgado en una pared de casa y realmente no sé qué pensar.

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