Ideas

Hay que poner de tu parte

Una persona madura sabe muy bien que sin el esfuerzo y la participación activa es muy difícil conseguir las cosas.

En cambio, los dependientes y pasivos se quedan esperando a que las cosas sucedan, como por arte de magia.

“A Dios rogando y con el mazo dando”, una frase muy conocida que nos invita a realizar lo que nos corresponde, aunque Dios pueda hacer lo que desee. Cada uno ha de hacer el esfuerzo suficiente para conseguir lo que quiere.

Es ahí, en donde reside el problema de la pereza, de la conformidad y la falta de voluntad; porque sencillamente no se hacen las cosas, sino que se espera que otros las hagan.

En nuestras familias es muy común que alguien exprese: “Hay que hacer, tal o cual cosa”, como diciendo “Me estoy dando cuenta o noto que falta algo o que se requiere una acción en particular”. Pero el que lo dice sólo lo pone en la mesa, para ver quién lo toma o asume como compromiso para hacerlo. Y el que lo dice se queda callado y no asume la responsabilidad. Por eso se dice, el que dice: “Hay que...”, que se lo adjudique como una tarea más que debe realizar. Y no andar esperando a que los demás hagan las cosas, que uno bien puede hacerlas.

El sentido de cooperación se requiere practicar y demostrarlo con hechos, y para ello se necesita dejar de pensar que son los otros y no uno, quien las deba de hacer. La fuerza de voluntad, es decir el músculo del esfuerzo, se desarrolla a base de una rutina diaria, haciendo el mayor número de actividades que impliquen dejar a un lado los pretextos y las justificaciones para no concretarlo.

Estar presentes de buena gana y poner de tu parte es esencial en la vida para lograr muchas de las cosas que anhelamos. Sin esta fuerza, es muy probable sucumbir ante los problemas, obstáculos y retos.

Así que, en tu próxima oportunidad, no dejes de hacer lo que te toca y de buena manera, que se note que eres una persona con carácter y determinación para ejecutar lo que te corresponde.

Basta de quejarnos por lo que los demás no hacen y pongamos más énfasis en fijarnos en lo que debemos de hacer, sin esperar que alguien más lo haga por nosotros.

Muchas cosas se dejan de hacer en nuestros equipos de trabajo, en la sociedad o en la familia, porque nos quedamos pasivamente creyendo que otros las deben o pueden hacer, sin ni siquiera pensar que es tu oportunidad de hacerlas.

La próxima vez que se te venga a la mente el “Hay que...”, ya ni lo digas y, de plano, mejor hazlo tú, en la medida de tus posibilidades por supuesto, pero poniendo tu parte.

dellamary@gmail.com

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