Hacer campañas desde el poder
Si uno fuera tantito crédulo, la justificación que da el Gobierno de Jalisco sobre la evidente gira electorera que inició el gobernador Enrique Alfaro por todo el Estado haría sentido y sonaría menos cínica. El señor, afirman quienes comunican lo que sí debe ser comunicado, no ha presumido carreteras rehabilitadas, centros de salud enchulados o plazas municipales envueltas en un gran manto de amor presupuestal. No. Él sólo ha supervisado los proyectos de su administración.
—Oiga, pero es que... pues estamos en campañas.
—¿Y qué le hace?
—Pues que hay restricciones que prohíben difundir propaganda de obras o acciones de Gobiern...
—Son sus redes. Él sabe lo que sube. Siguiente pregunta.
—Pero él no es un ciudadano cualq...
—¡Desestabilizador! ¡Sólo quieres que le vaya mal a Jalisco! ¡La historia te juzgará! ¡Él es Mariano Otero!
Nadie se sorprendería de una maroma con ese alto grado de dificultad si la careta que sostiene la administración estatal en turno, al menos en el discurso, no fuera la de refundar. Desde las campañas de 2018 se nos prometió, aseguró, garantizó, que las viejas prácticas quedarían sepultadas y que un bello arcoíris arroparía a Jalisco todos los días.
Dicho de otra forma: si el Gobierno en turno tuviera marcadas las siglas del PRI o del PAN igual y no sorprendería tanto. Todos sabemos de qué lado mascan esas iguanas y, aunque no dejaría de ser una violación electoral, hasta parecería raro el que no lo hicieran, pues la historia ha demostrado que viene en su genética. Pero los que hoy están siempre mantuvieron su retórica de aire puro y esperanzador, de una historia diferente.
Según Comunicación Social, el ente oficial estatal que informa lo que deben saber aquellos que sí quieren ver florecer a Jalisco, los videos que ha compartido el góber no son propaganda oficial, pues “no se difunden por canales institucionales”. De nuevo: sus redes son suyas y él puede subir fotos de él mismo rescatando perritos en el Periférico, si quiere.
Es más: súbanse la plática amena que sostuvo con el payaso tenebroso, esa en la que deja bien claro que los crímenes que le afectan al ciudadano ya están contenidos, y que la violencia del crimen organizado es bronca de alguien más.
Gran maroma, con un alto grado de dificultad. Buen salto. El giro no tanto aunque lo remata bien al final. Calificación: 8.5.
—Oiga, tío Gobierno, ya en serio... ¿Por qué el góber anda por Tapalpa, San Gabriel, Amacueca, Techaluta y Zacoalco de Torres?
—Tranquilo. Sólo va a supervisar.
—¿Y esas tijerotas que le pasaron?
—Es que a la gente le estorbaba un listón que algún villano de negro corazón puso en el camino.
—¿Y por qué le aplaudieron después de cortarlo?
—Pues porque se necesitaban unas tijerotas y sólo él tiene. ¡Ya quítenle el micrófono!
Según el Artículo 41 Constitucional (la Carta Magna, le dicen), cuando hay campañas electorales federales y locales, y hasta que éstas concluyan, “deberá suspenderse la difusión en los medios de comunicación social de toda propaganda gubernamental, tanto de los poderes federales, como de las entidades federativas, así como de los municipios”.
Pero qué importa, si nomás es la Constitución. Tú vete a supervisar los trabajos de una de las carreteras más importantes para Tapalpa y lánzate a San Gabriel para ver cómo va ese pozo que se está perforando. ¿Te queda pila? Córrele a Cuquío para ver cómo lucen esas calles empedradas y a Valle de Guadalupe a admirar la renovación de una unidad deportiva. No te olvides de cargar la batería del celular: es importante.
A nivel federal, la situación no pinta diferente. Como siempre hay quienes quieren destacar sólo lo malo, el Instituto Nacional Electoral (INE) apercibió al Presidente López Obrador por usar sus conferencias de prensa matutinas para destacar las infinitas bondades de sus programas sociales.
¡Cómo se atreve!
¿Pues qué no ven los del INE que están transformando el desmadre que dejaron los de antes? Pues se atrevió, y no sólo eso: se defendió.
El consejero electoral, Ciro Murayama, dijo que no se trata de censurar al Presidente, sino hacer cumplir lo que dice la Constitución. No más. Y de paso, le soltó un puyazo (con y) a los gobernadores que están jugándole a los supervisores de proyectos. “Cuando la Constitución obliga a todos los gobernantes, ello abarca también a Jalisco, Tamaulipas y las otras 30 entidades federativas, sin excepción”. ¡Toing!
En suma, el pinto y el colorado (o, en este caso, el naranja y el moreno), tienen tanto en común que no pueden engañarse. Hacer campaña desde el poder y pasarse a la Constitución por donde se pueda es parte del folclor mexicano, y ni refundadores ni transformadores piensan cambiarlo en tanto eso les garantice más cariño en las urnas.