Gubernaturas en disputa: extravío de visiones
El próximo 2 de junio se elegirán las y los titulares de los Ejecutivos de nueve Entidades de la República entre las que se encuentran seis de las siete con mayores padrones electorales en el país: Ciudad de México, Veracruz, Jalisco, Puebla, Guanajuato y Chiapas; además se encuentran en disputa Morelos, Yucatán y Tabasco.
Todas las entidades del país son relevantes; pero en este caso de trata de entidades con un enorme peso demográfico-electoral, además de que tienen una infraestructura y capacidad productiva que representan para el conjunto del país. En efecto, si se suma el producto interno bruto de esas entidades, representan prácticamente el 40% del PIB nacional.
Dada esa relevancia, hay retos enormes que enfrentan esas Entidades y que son varias de las problemáticas que caracterizan a los desafíos que tenemos en nuestro país en materia de federalismo y desarrollo regional.
En efecto, en primer lugar, destaca que hasta ahora, en las propuestas de las y los candidatos a ocupar las gubernaturas y la jefatura de Gobierno, no se ha conocido ninguna propuesta novedosa, audaz, que permita enfrentar la complejidad de las dinámicas metropolitanas, siendo que en cada una de las Entidades en pugna hay varias de las más relevantes del país, así como ciudades de gran calado: la Zona Metropolitana del Valle de México; la de Guadalajara; la de Puebla-Tlaxcala; en Guanajuato hay tres: León-San Francisco; el corredor Irapuato-Salamanca y el de Celaya-Apaseo; en Veracruz la de Veracruz-Boca del Río; así como Mérida, Cuernavaca y Tapachula, que enfrenta toda la problemática migratoria en el sureste mexicano.
Asociado a lo anterior es notoria la ausencia de una visión integral del desarrollo, que tenga como base para las Entidades una noción clara del desarrollo regional y la creación de nuevas micro y macro regiones; que supere la noción de los llamados “polos de desarrollo generada en el siglo XX”; y desde la que se genere una nueva conciencia ecológica que permita transitar a nuevos modelos de construcción de ciudades que tengan como base estrictos criterios de sostenibilidad.
Las campañas en los Estados permiten dimensionar también la erosión y la difuminación de la agenda de los derechos humanos y de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, cuyo planteamiento apunta a la integralidad de las acciones; nada de eso se encuentra en los discursos de las y los candidatos, y en los documentos que han presentado como plataformas de campaña apenas aparecen tímidamente.
Es tal la visión fragmentaria que presentan, que poco se dice de acciones interestatales, aún cuando las dinámicas que existen en lo económico, lo social y lo cultural es intensa y creciente. Por ejemplo, ¿cuál es la visión que tienen las y los candidatos respecto de las relaciones que tendrán con sus Entidades vecinas? ¿Se sabe lo que se plantea como proyectos interestatales entre Tabasco y Veracruz? ¿Entre Jalisco y Guanajuato? ¿Entre Morelos y la Ciudad de México? ¿Entre la Ciudad de México y Puebla?
Son cuestiones mayúsculas porque se trata de los temas de mayor interés para la población, pues de lo que hagan o dejen de hacer las entidades depende la calidad de vida y acceso al bienestar de las poblaciones.
En ese sentido, otro de los grandes temas ausentes en las agendas de lo local es la reducción de las disparidades y las brechas que existen en su interior. ¿Cómo cerrar las brechas que separan a Zapopan o Guadalajara, respecto de Mexquitic, en Jalisco? ¿Las de Irapuato o Celaya respecto de Xichú o Santa Catarina en Guanajuato? ¿Las de Tuxtla Gutiérrez respecto de San Juan Cancuc en Chiapas? ¿Las de Centro frente a Jonuta, en Tabasco?; ¿Las de Boca del Río frente a Mixtla de Altamirano en Veracruz? ¿Las de Cuernavaca frente a Jonatepec? ¿O las de Puebla frente a Eloxchitlán?
Los recientes resultados de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental permiten dimensionar todo lo que hace falta por hacer en los Estados. Y lo exigible es que quienes aspiran a gobernar Entidades y municipios, tengan claridad y visión sobre la urgencia de construir un nuevo curso de desarrollo.