¿Frustrado, resentido, inseguro o temeroso?
Aunque dice estar enterado de las medidas cautelares aprobadas por el Instituto Nacional Electoral (INE) que le prohíben pronunciarse sobre temas electorales y aspirantes presidenciales, Andrés (AMLO) dice que lo hará hasta que sea notificado personalmente. Mientras tanto ayer lunes desde su tribuna donde ejercita su verborrea, continuó hablando de campañas políticas y criticando, pero sobre todo hablando en contra de ‘su otra candidata’ -porque él la creó-: Xóchitl Gálvez.
Y además Andrés arremetió en contra de sus adversarios, de quienes dijo que ellos quisieran que estuviera “atado y callado, nos quisieran silenciar y nada más ellos hablando y mintiendo, y calumniando, en la radio, televisión y periódicos…”, además de calificar de “retroceso” las medidas cautelares del INE.
La desvergüenza de ignorar la recomendación de la autoridad electoral y su desesperado esfuerzo por disminuir la inercia que lleva el surgimiento de Xóchitl, que lo hacen hablar de más, sin sentido y con repercusiones en su contra, me hizo recordar un artículo que hace algunos años -2018- leí de la psicóloga argentina Corina Valdano, que titulaba ‘El hábito de criticar’.
En el artículo, la especialista se refiere del “hábito que muchas personas hacen en automático, un hábito malsano que nada aporta y pone en evidencia la vida pobre de quien lo ejerce como deporte, que deja sobre el tapete el enorme cúmulo de frustraciones que estas personas resentidas sienten…que critican en lugar de invertir sus energías en algo valiosos y beneficioso -como pudiera ser atender los problemas más urgentes por resolver en el país-, buscando el alimento que les dé sustento para lanzar la crítica, la burla, el ataque o el comentario malicioso hacia quien evalúan como una amenaza para su ego inseguro y temerosos”.
Y la psicología Valdano y va más allá y concreta que “detrás de una persona que critica se encuentra una persona resentida y poco feliz con su vida… Ataca la osadía de los demás porque le recuerda su falta de valentía, menosprecia los logros ajenos -¿Xóchitl?- porque le carcome la envidia por dentro”. Y entre otras conclusiones dice que esas personas que por hábito hablan y critican, “asumen el papel de jueces y dueños de la verdad, opinan con malicia. Y la frustración conduce a la agresión, que se manifiesta de diferentes formas”. Así o más claro, ¿y esa descripción a quien les recuerda? Por supuesto, a Andrés, de quien me preguntó, ¿estará rustrado, resentido,
inseguro o temeroso? ¿Usted, qué opina?
daniel.rodriguez@dbhub.net