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El matrimonio bajo la esclavitud del pecado

Al repensar el matrimonio, es ineludible tomar en consideración lo que señala el Catecismo Católico en el inciso 1606: “En todo tiempo, la unión del hombre y la mujer vive amenazada por la discordia, el espíritu de dominio, la infidelidad, los celos y conflictos que pueden conducir hasta el odio y la ruptura”.

Nos aclara el documento que: “Este desorden puede manifestarse de manera más o menos aguda, y puede ser más o menos superado, según las culturas, las épocas, los individuos, pero siempre aparece como un algo de carácter universal”.

Si bien es una postura muy clara del Magisterio de la Iglesia, se puede considerar como una importante anticipación de lo que son las flaquezas humanas en el matrimonio.

Lo que implica tomar muy en cuenta que es muy viable, que en cualquier pareja del mundo, en algún momento de la relación, se llegue a experimentar cualquiera de esas amenazas. No es impositivo, pero tampoco es extraño que suceda en la vida matrimonial.

Por lo que es evidente que los matrimonios tienen que estar preparados con los mejores recursos humanos, para cuando se presenten. Es decir, cuando surjan, hay que estar conscientes de que podían suceder, tarde que temprano. Si no todas, si alguna de ellas.

De esta manera comprendemos mejor que somos vulnerables, que cometemos muchos errores y que somos propensos a caer en cualquiera de los mecanismos disfuncionales y destructivos del matrimonio.

Es así como entendemos que romper una relación porque hay pleitos, infidelidades, celos, control y dominio en la lucha de poder en la relación, no es motivo suficiente para buscar de inmediato una separación o divorcio.

Como resulta muy frecuentemente, que ante una infidelidad, de inmediato el dolor y el malestar provocan el resentimiento, el coraje y el deseo inmediato de alejar y castigar a la pareja que lo ha cometido. En vez de practicar la comprensión y el perdón que son el verdadero remedio a las calamidades que somos capaces de realizar.

En los próximos artículos iremos analizando cada una de estas amenazas a la armonía y el amor en la pareja. Comenzando con la discordia.

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