El feo regaño de AMLO a dos del gabinete
En esta columna hemos estado relatando anécdotas que muestran cómo el presidente López Obrador se ha ido quitando el disfraz de moderado que a veces le resultó útil. El mandatario se ha ido radicalizando, aislando, parece harto de tener que negociar y opta por imponer, no se muestra interesado en que su gobierno tienda puentes con sectores que no están sometidos a él ni se dedican a adularlo.
El año pasado, durante una gira a Nuevo León, en una reunión a la que habían convocado cuando menos a una docena de personas, el presidente López Obrador regañó de fea manera a su secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, al grado de que varios de los ahí presentes se sintieron francamente incómodos por lo que describieron no sólo como una falta de formas sino una franca humillación de un jefe a una subordinada.
¿Por qué se enojó el presidente con su secretaria de Gobernación? Porque ella le informó en esa junta que había tenido una reunión con el gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León, y que habían platicado sobre las dificultades para la recuperación económica. Según fuentes que estuvieron presentes, López Obrador estalló y le ordenó que no tuviera reuniones con el Banco de México.
Alfonso Romo, que jugaba de local, entró al quite. Interpretó que el presidente regañaba a la secretaria Sánchez Cordero por meterse en temas que no eran de su escritorio. Entonces, para tratar de romper la tensión y zanjar la discusión, Romo le comentó al presidente que él mismo se había reunido también con varios integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México, incluyendo al propio gobernador Díaz de León. ¡Y el presidente se le fue encima también a Romo! El problema, pues, no era una invasión de funciones, sino que no quería ese diálogo con un organismo que ha logrado mantener su autonomía del gobierno.
Mala señal la de no asumirse como presidente de todos y no tener ningún interés ya no digamos en escuchar alguna posición que no se someta a su voluntad, sino que su equipo la escuche.
SACIAMORBOS
Los tiempos de respuesta de las dependencias de gobierno durante la pandemia son un escándalo. Cuando un extranjero quiere comprar (invertir) en México una propiedad, necesita un permiso de la Secretaría de Gobernación; si no, no puede escriturar ni pagar los impuestos derivados de la compraventa. Hay trámites atorados desde noviembre pasado porque al parecer, los funcionarios no son capaces de hacer esto desde casa, así que el sistema de la Secretaría sólo indica que el trámite aún no puede realizarse. Otro caso: los interesados en hacer una Asociación Civil deben primero registrar el nombre para ver que no exista, que no se repita. Me reportan que desde enero no hay ese servicio.