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El camino hacia lo 100% eléctrico

El automóvil empezó su vida siendo movido por motores eléctricos. Pero el invento de la máquina de combustión interna se mostró mucho más eficiente, puesto que no necesitaba mucho tiempo para cargarse y tenía mucho mayor autonomía. El dominio de los motores que circulan quemando gasolina o diésel sigue siendo aplastante hasta hoy, pero desde hace cerca de 20 años, la industria automotriz se ha inclinado poco a poco de regreso hacia los autos eléctricos, principalmente por presión social, que termina reflejándose en política. En los cinco años más recientes el crecimiento del número de autos eléctricos ha sido exponencial, pero como aún falta un buen rato para que sean mayoría, tendremos que vivir con los pasos intermedios entre la combustión interna y lo 100% eléctrico.

Esos pasos pasan por la convivencia de los dos tipos de motores. Los híbridos fueron y aún son la alternativa más exitosa. Básicamente, son autos de gasolina o diésel que reciben la ayuda de un motor eléctrico para así gastar menos combustible. La fuerza que llega a las ruedas proviene de la máquina de combustión interna la mayor parte del tiempo, aunque también es posible circular —no por muchos kilómetros — solo con la fuerza del motor eléctrico y la energía de las baterías. Sus ventajas son el menor consumo y no necesitar cargarlos en un enchufe.

Una variable de esa tecnología son los PHEV o Plug In Hybrid. Estos autos sí necesitan cargarse y en general tienen una autonomía entre 40 y 60 kilómetros, suficientes para que los consumidores lo carguen por las noches, vayan y vuelvan al trabajo usando solo el motor eléctrico. Su ventaja es la posibilidad de usar con poca frecuencia la gasolina, su desventaja es el elevado precio.

Rango extendido

En 2010, Chevrolet puso en el mercado el Volt, un auto eléctrico que como tal necesitaba cargarse, pero contaba con la ayuda de un motor de combustión, que teóricamente era un simple generador. A las ruedas llegaba la potencia del motor eléctrico, según Chevrolet, pero luego se descubrió que no era siempre así. El Volt buscaba solucionar la ansiedad de los consumidores de quedarse sin carga pronto y de no poder usar su auto en carretera, en una época en que las baterías aún no permitían alcances de más de 400 ó 500 kilómetros como hoy. Pero fue un fracaso por precio y porque no resolvía el tema de la velocidad de carga y sin ella, el Volt no arrancaba.

Ahora Nissan modifica la idea de los eléctricos de rango extendido con la tecnología que bautiza e-Power. Es también un auto eléctrico y sólo la energía de sus baterías llega a las ruedas. La genialidad aquí es que al contrario del Volt, los e-Power —hoy a la venta en la Kicks y muy pronto en la SUV inmediatamente superior de la marca nipona— no necesitan cargarse. No hay ansiedad, no hay límites. La gasolina efectivamente es combustible del generador de energía para sus baterías. Claro, no es un auto de cero emisiones, puesto que usa un motor de gasolina, pero me parece el paso más interesante e inteligente en esa transición hacia los eléctricos que podemos encontrar en el mercado hoy en día.

Aún nos falta mucho para que los consumidores compremos más autos eléctricos que de gasolina. Para que esto pase es necesario que sus precios bajen —ya se empieza a ver algo de eso con la nueva Chevrolet Equinox EV, que costará 30 mil dólares, o 600 mil pesos, en Estados Unidos— que la infraestructura de carga acelere com un Fórmula 1 y que la carga de los eléctricos se tarde lo mismo que llenar un tanque de gasolina. Si esto ocurre antes de que los autos de hidrógeno despeguen, entonces el eléctrico podrá ser mayoría. Mientras, el eléctrico rango extendido me parece lo más lógico.

oliveiraserg@gmail.com

Sergio Oliveira

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