Ideas

El Internet de las cosas

En México hay un tema al que recientemente se le ha empezado a prestar atención: el cibercrimen.

De acuerdo a expertos, el costo del cibercrimen tiene el potencial de ser mucho mayor que toda la corrupción global combinada. 

El Foro Económico Mundial (WEF) estima que en el Internet de las cosas casi todo estará interconectado en 2020. Millones de artefactos, desde grúas a máquinas de café, estarán online. En Estados Unidos, Amazon está inaugurando sus primeros supermercados Whole Foods 365 en los que cualquier persona podrá ir al estante, retirar un producto y ese producto se cargará en su billetera electrónica de inmediato (y se descontará si lo devuelve al estante). No tendrá que pasar por ninguna caja ni pagar nada con dinero: todo irá a su cuenta electrónica mientras tenga el teléfono celular consigo.

El Internet de las cosas crea beneficios como este, pero viene también con nuevos problemas. Uno nada menor es que, con una vida cada vez más conectada a la red, más incentivos tendrá el delincuente cibernético para medrar allí. Y con más datos nuestros en las redes, mayor riesgo para nuestra seguridad personal. “La seguridad se vuelve más importante porque hay poca interacción humana en el flujo de datos entre los dispositivos y los centros de datos”, dice un reporte del WEF. 

Hiscox Insurance, una compañía especializada en seguridad, realizó en 2016 una encuesta entre tres mil compañías en todo el mundo que le permitió estimar que las empresas invirtieron 450 mil millones de dólares solo ese año para defenderse del cibercrimen. 

Aunque recientemente el gobierno mexicano ha lanzado la iniciativa de una estrategia digital nacional, México tendrá que aumentar en forma importante su inversión para defenderse de este fenómeno: si bien es sustancial el intercambio de información para abatir amenazas, fortalecer el marco regulatorio y fomentar la cultura de ciberseguridad, estos no serán suficientes sin un presupuesto multi-anual asignado para ello tanto del sector público como del privado. La seguridad mejora día a día a nivel global, pero también la capacidad de los especialistas en hacer daño. No es un tema desdeñable sino severo. En Estados Unidos se discute cómo hackers vinculados a Rusia robaron información e intervinieron servidores del Partido Demócrata.

Ya en 2015 los investigadores M. Abomhara y Geir M. Køien advertían que el número de amenazas crecía a diario: “Los ataques han estado incrementándose tanto en número como en complejidad. Y no solo crece el número de potenciales atacantes junto con el tamaño de las redes, sino que las herramientas disponibles para esos atacantes se están haciendo más sofisticadas, eficientes y efectivas”. Solo este año dos mega ataques combinados pusieron en jaque a miles de computadoras de corporaciones en todo el mundo. En mayo 100 países fueron afectados, en especial las mayores economías del mundo. 

Tuvieron que pasar varias décadas para la creación de redes de seguridad social tras comprender que se debía dar asistencia a los ciudadanos porque era parte del bienestar general. Los tiempos ahora son más veloces y por lo tanto debemos de actuar con mayor celeridad para implementar acuerdos público-privados que permita dotar a la nación de capacidades de prevención y reacción ante los riesgos del Internet de las cosas. 

También sería importante hacer uso de la inteligencia colectiva, de la que he escrito anteriormente, para compilar ideas y estrategias de manera masiva.

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