Duro contra los viejos
Mi amigo Manolo se sintió delincuente, algo así como un comprador furtivo. Es mayor de 60, vive solo, y obligado a hacer la compra de sus víveres acudió a un supermercado y para su fortuna, junto al letrero que rezaba “Prohibida la Entrada a Mayores de 60”, vigilaba la entrada un empleado al que conoce bien porque lleva años haciendo sus compras en ese lugar y gentilmente le permitió el ingreso, no sin antes advertirle por lo bajo que, en caso de que llegara un inspector, dijera que no le habían preguntado la edad.
Manolo prometió tratar de pasar desapercibido en los pasillos, y finalmente salió sin ningún problema.
Pero Manolo se sentía culpable.
Así viven miles de personas mayores la medida que acompaña a otras para evitar contagios en Jalisco. Personas que viven solas, que no cuentan con quién les auxilie a hacer sus compras, y que sufren el rechazo a la entrada de los comercios si no cuentan con la benevolencia de algún empleado que se haga de la vista corta.
La intención de la medida es por demás plausible: evitar que los adultos mayores (como grupo vulnerable de altísimo riesgo) salgan de sus hogares, y especialmente inhibir las pequeñas romerías familiares que como parte del paseo incluía salir a dar la vuelta con los abuelos, paseo que incluía por supuesto la ida al súper o al centro comercial.
Pero esa parte del mensaje no llegó al grueso de la población; la mayoría de las personas se han enterado de la medida por el letrero de prohibición a la entrada de los comercios.
Lo que originalmente era una medida se comunicó como una terrible prohibición para los mayores, y muy agresiva.
Obviamente hay un sentimiento de marginación y discriminación; si de por sí ya es pesado llevar la carga de vivir solos y así resolver todas su necesidades, estos adultos mayores ahora se ven totalmente relegados.
Una buena idea pésimamente ejecutada.
Paradójicamente, a nivel nacional todo el circo alrededor de las vacunas ha hecho sentirse incluidos a los adultos mayores. El procedimiento de inscribirse en una plataforma, de donde algún día llamarán para dar cita para la vacuna les da una esperanza inmediata. “Ya estamos del otro lado”, me dijo un radioescucha que por fin después de tres días de batallarle a la página se había inscrito.
Pero todo ese circo del registro ocurre cuando aún no hay vacunas, no han llegado y no hay fecha para que lleguen a Jalisco.
Pero la comunicación gubernamental y la ejecución han sido manejadas magistralmente por el gobierno federal.
Esa es la gran paradoja; quizás el gobierno de Jalisco ha hecho más por evitar los contagios, pero no lo ha sabido comunicar a los más amplios segmentos de la población a diferencia del gobierno federal que ha sido omiso en muchos aspectos para enfrentar la pandemia, pero ha manejado como mago esa comunicación que hoy tiene entretenidos a los adultos mayores, además de sentirse esperanzados e incluidos.
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