“Donde quiera se cuecen habas”
De acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción, México tiene una calificación de 31 puntos sobre 100 -donde 0 representa la mayor corrupción y 100 la menor-, manteniéndose en esa posición por los últimos cuatro años. Como quien dice no se ha mejorado nada en esta administración, a pesar de “cacaraqueo” del inquilino de Palacio que pregona que “la corrupción ya se acabó”. Y aunque esto nos exhibe en el mundo, la corrupción no tiene fronteras y no muy lejos de nosotros, solamente cruzando el Río Bravo, en Estados Unidos “No cantan mal las rancheras”.
Solamente unos ejemplos muy recientes nos hablan de algunos casos que han cimbrado la estructura política estadounidense.
Ayer, se inició en corte el juicio contra el influyente senador demócrata Bob Meléndez, acusado de formar parte de una red de corrupción para ayudar a los gobiernos de Qatar y Egipto; recientemente el Representante republicano George Santos fue expulsado del Congreso por una serie de mentiras en sus declaraciónes oficiales, además de usar recursos federales para asuntos personales; en días pasados el congresista demócrata por Texas Henry Cuéllar y su esposa fueron acusados de aceptar $600 mil dólares como soborno para favorecer decisiones del Congreso para favorecer a Azerbaiyán, y por supuesto, no podemos ignorar el caso del ex presidente Donald Trump, quien se encuentra en medio se un torbellino de cuatro juicios penales -todos ellos con posibilidad de sentencia de cárcel- y 88 juicios civiles, que lo convierten en “estrella” de las mentiras, escándalos y sobornos.
En fin, lo que sucede con el vecino del norte es una demostración de que “Donde, quiera se cuecen habas”, pero eso no debe de
ser consuelo de lo que sucede descaradamente en nuestro entorno.
¿Usted, qué opina?
Daniel Rodríguez
daniel.rodriguez@dbhub.net