Trump, ¿qué cambió ayer?
¿Qué cambió el día de ayer? ¿Hay un antes y un después de Trump? Eso es lo que el nuevo presidente de los Estados Unidos quiere que se diga. No solo quiere pasar a la historia, quiere cambiar el status quo. Para él, ser presidente ya no significa gran cosa; ya fue. Quiere ser recordado como el punto de quiebre en la historia de su país y del mundo. Por eso comenzó dictando órdenes ejecutivas, la mayoría de las cuales no tienen otro propósito que arrinconar a los interlocutores para negociar con ellos desde una mejor posición. El cambio, sin embargo, va más allá del personaje.
¿Le arrebatará el canal transoceánico a Panamá? Probablemente no, pero con toda certeza cambiará la situación actual y obligará a Panamá a darle un tratamiento especial a las compañías estadounidenses. ¿Atacará con drones a los cárteles mexicanos? No podemos descartarlo. De lo que sí podemos estar seguros es que presionará al Gobierno de Claudia Sheinbaum para que cambie su actitud con respecto a la persecución a los cárteles de la droga, así como hizo que el de López Obrador lo hiciera con respecto a la migración. De hecho, ya está sucediendo. El informe de México Evalúa sobre la política de seguridad en los primeros 100 dias de Claudia Sheinbaum muestra una mucho mayor actividad del Estado contra los grupos criminales, particularmente en materia de drogas. Baste un dato del citado informe: en los primeros 100 días, el Gobierno de López Obrador incautó 33 kilogramos de droga; el de Sheinbaum 665 mil kilos, principalmente de fentanilo. Contrario a lo prometido, ayer no impuso aranceles, pues el efecto negativo sobre los consumidores estadounidenses sería inmediato, lo cual no quiere decir que no lo usará como arma de cara a la revisión del Tratado de Libre Comercio con México y Canadá.
Todo puede pasar con un Donald Trump reloaded en la presidencia y rodeado de fanáticos ensoberbecidos como Elon Musk, Steve Bannon o el mismo vicepresidente J.D. Vance. Lo que sí pasó ayer es un gran retroceso en materia de derechos humanos y de protección al ambiente. El de Trump será un Gobierno de extrema derecha rayando en el fascismo; será supremacista, xenófobo y homofóbico. Por supuesto que habrá resistencias al interior de su propio país, pero los decretos de ayer son ya un retroceso de años. En materia ambiental nos espera una devastación. La emergencia energética decretada ayer no es otra cosa que la luz verde para brincarse toda normatividad ambiental. El Gobierno de Trump será un desastre para la ecología.
Lo que cambió ayer no fue solo el Gobierno del país más poderoso y el regreso de un ególatra a la Casa Blanca. Lo que estamos viviendo es un cambio en la forma de entender el mundo y los derechos civiles que va más allá de la personalidad del excéntrico magnate. Trump es el símbolo de la ruptura de los valores democráticos de Occidente y de la modernidad que nacieron con la Revolución Francesa.