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Lemus y el carrusel del futuro

En medio de la fiesta por un cumpleaños más de Guadalajara (los aniversarios son importantes no por el número de años que cumpla la ciudad sino por la cercanía de las elecciones) la nota fue el sobrecosto del carrusel que, al igual que los niños, vino de París: a los tapatíos nos costó seis veces más que uno similar en Buenos Aires. A nadie pareció importarle gran cosa. La nota no opacó el festejo ni los habitantes de Guadalajara dejaron de disfrutar el carrusel por el precio; sin embargo, el mensaje a Pablo Lemus fue claro: si el alcalde se quiere subir al caballito del carrusel del futuro tiene que cuidar de no resbalarse en el intento.

De aquí a que se defina la candidatura de Movimiento Ciudadano en Jalisco esa será la tónica. Cada error, cada asignación directa, cada gasto poco transparente será vigilado con lupa y todo, incluso lo que pueda parecer acordado con los de casa, será usado en su contra. El alcalde Lemus no solo tendrá que bregar en los próximos meses contra Morena, el partido opositor que le puede arrebatar la gubernatura a MC en Jalisco, sino también contra los suyos. En este momento, los principales interesados en bajar a Lemus del pedestal son Alfaro y los alfaristas. Una vez arrancadas las campañas la lógica será distinta. En el inter, los próximos meses, el fuego amigo será tanto o mayor que el que viene de enfrente.

La empatía (por llamarle de alguna manera a ese impulso de pérdida del miedo al ridículo que lleva a los políticos a hacer las cosas más absurdas con tal de ganar un like en redes sociales) es el lado favorito de los comunicadores que tienen que hacer de su jefe un candidato. Nada más agradecible para los hacedores de campañas que un político que se sube al carrusel, come jericallas, besa niños, abraza viejitos o que posa en una cursísima foto digna de portada de cuaderno de los años ochenta, como lo hizo el secretario de Desarrollo Social y también precandidato, Alberto Esquer. Al alcalde Pablo Lemus y a su Gobierno les sobra empatía; lo que les falta es visión de futuro, tamaño de estadista. No es que no la tenga, es que no se ve.

Gobernar bien Guadalajara no sólo es su obligación actual, sino la oportunidad de enviar el mensaje de que además del candidato más popular es también el que tienen la visión más clara. La competencia interna por la candidatura no sólo significa que hay más tiradores, sino también más observadores. La frivolidad tiene límites y, sobre todo, muchos riesgos.

diego.petersen@informador.com.mx

Diego Petersen Farah

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